Emilio Ruiz
Director de La Cimbra
www.emilioruiz.es
Tiene un poco dura la cara –dicho sea con el máximo respeto- el alcalde del municipio sevillano de Castilleja de Guzmán. Quería, el hombre, cachondearse un poquito hasta de la misma justicia y le ha salido el tiro por la culata. Y todo por una deuda de 600.000 euros que su ayuntamiento mantiene con una empresa desde hace ya más de diez años. Cuando fue elegido alcalde se encontró con la deuda recién contraída y no tuvo mejor idea que decir que él no iba a soltar un euro porque “yo no le he encargado ninguna obra a este constructor”. La justicia de cansó de recordarle algo tan elemental como que los asuntos municipales no funcionan así, que la continuidad de la gestión requiere que él tiene que asumir los acuerdos adoptados legítimamente por sus antecesores de igual manera que sus sucesores tendrán que asumir los suyos. Pero, por lo que se ve, no lo entendía, o no quería entenderlo. Hasta que al TSJ de Andalucía se le han hinchado los cataplines y ha tomado la decisión de imponerle “multas coercitivas en los patrimonios personales” tanto a él como al secretario municipal si en un mes no hacen efectiva la deuda.
Hace un par de meses el Congreso de los Diputados ha aprobado la modificación de la Ley de Morosidad, que pretende igualar con Europa los pagos de deudas entre particulares y de la administración con éstos. A partir de ahora, cualquier administración tiene que pagar a sus proveedores en 50 días, plazo que se acortará a 45 días en 2012 y a 30 días a partir de enero de 2013. Las empresas, por su parte, tendrán que pagar a sus proveedores y subcontratistas en el plazo de 120 días, que bajarán a 90 en 2012 y a 60 en 2013.
La ley, hecha así, es preciosa. Si se cumpliera. Y la cumplieran todos. Seguro que la administración va a estar vigilante para que los particulares la cumplan, pero ¿quién va a vigilar para que la cumpla la propia administración? Alcaldes como el de Castilleja de Guzmán hay muchos, porque todavía, para ser alcalde, a nadie se le exige una mínima dosis de responsabilidad.
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