Derecho a trabajar

Rosario Soto
Portavoz del PP Andalucía

Hoy estoy trabajando. Y como yo, miles de personas que quieren ejercer ese derecho que les reconoce la Constitución. Exactamente igual, por cierto, que a cuantas personas decidan sumarse al llamamiento de los sindicatos. Y es que no debemos perder de vista que la decisión de hacer o no huelga corresponde al trabajador y que debemos asumirla con normalidad.

Durante los últimos días, los medios de comunicación se han ocupado de la decisión individual de muchas personas que se han enfrentado a la duda de participar o no en la jornada. Hemos podido conocer los casos de trabajadores que dicen verse obligados a secundar la huelga. Algunos, incluso habiendo negociado en su empresa recuperar el día en sábado, para no perder el sueldo de la jornada. Tal como están las cosas, nadie se puede permitir el lujo de perder un día de sueldo, sobre todo teniendo en cuenta que las familias han de soportar la creciente presión de los impuestos del Gobierno socialista y que son muchas en las que los ingresos se han recortado de forma drástica.

Recuerdo de modo especial el caso de una joven que, al ser consultada en un programa de radio, explicaba que llevaba trabajando dos meses después de haber permanecido cerca de un año en el paro, que estaba contenta en su puesto de trabajo en un pequeño negocio, pero que comprendía que para el futuro del mismo era necesario mantenerlo abierto y activo ese día, ya que las pérdidas que se generarían en esa jornada de cierre supondrían importantes pérdidas para la pequeña empresa familiar, que además acababa de afrontar una inversión importante. Pero lo más significativo de sus declaraciones fue comprobar su resignación y miedo al admitir que hoy estarían cerrados por temor a los desperfectos que podrían suponer la actuación de los piquetes informativos y las carísimas reparaciones posteriores.

Esa situación, tan común en miles de empresas y negocios, es lo que no podemos tolerar. Ante la pasividad del Gobierno, hoy son muchos los trabajadores que se han sumado a la huelga por miedo a las amenazas. Ante este abuso, debemos recordar que, del mismo modo que el derecho a la huelga esta recogido en la Constitución, también está garantizado por ley que no se coaccione a los trabajadores para secundarla. Información sí; coacción nunca. Los sindicatos deben impedir que elementos descontrolados o tolerados conviertan su legítima labor informativa en una sucesión de actos delictivos.

Pero también estoy segura de que hay muchos trabajadores que piensan que la huelga no es la solución más adecuada para estos momentos de crisis. Padres y madres que no pueden permitirse perder el sueldo de esta jornada. Personas que, sencillamente, piensan que la respuesta a los problemas está en las urnas antes que en los piquetes.
(Publicado en elalmeria.es)

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