José Luis Raya
UPyD
De la política a la poesía debe haber un paso; podría haber el mismo trecho entre la politica y la economía, que igual mejor nos iba. La política no es poesía, pero, llegados al caso, los políticos utilizan cada vez mas figuras literarias para salir de los entuertos en los que sin menester se meten; y a fe mía que además debe ser contagioso, si tenemos en cuenta que todos los grupos a una como en Fuente Ovejuna acertaron a decir que “El Ejido no se merece esto”.
Me refiero al último caso en la provincia, el del ayuntamiento del Ejido, en este ayuntamiento y en la muy noble ciudad, el Gobierno imputado (alcalde PAL), la oposición asociada (el PSOE, socios de gobierno en mas de una institución), la oposición disociada (el PP, los miembros y miembras del PAL, antes eran del PP) y por último la oposición concurrente (IU, porque nunca hay dos sin tres) se han puesto de acuerdo para escribir en todos los medios de comunicación una obra poética que con el título “El Ejido no se lo merece” hizo escarnio de los ciudadanos manifestantes en contra del alcalde y ensalzó la figura institucional de éste, imputado por la fiscalía y cuanto menos inepto o torpe, tras haber dejado las arcas municipales con un saldo negativo de unos 225 millones de euros, de nada.
En esta farsa melodramática, el alcalde agredido verbalmente, en un alarde poético, seguramente inconsciente e inmerecido en su caso, aunque muy utilizado por todos los ediles a los que se pilla en irregularidades, son imputados por algún delito o se les sospecha de negligencia, torpeza, incapacidad o falta de tino; utilizó la metonimia política atrayendo sobre todo el pueblo la actuación que la justicia o los ciudadanos hacian contra él.
Me refiero al último caso en la provincia, el del ayuntamiento del Ejido, en este ayuntamiento y en la muy noble ciudad, el Gobierno imputado (alcalde PAL), la oposición asociada (el PSOE, socios de gobierno en mas de una institución), la oposición disociada (el PP, los miembros y miembras del PAL, antes eran del PP) y por último la oposición concurrente (IU, porque nunca hay dos sin tres) se han puesto de acuerdo para escribir en todos los medios de comunicación una obra poética que con el título “El Ejido no se lo merece” hizo escarnio de los ciudadanos manifestantes en contra del alcalde y ensalzó la figura institucional de éste, imputado por la fiscalía y cuanto menos inepto o torpe, tras haber dejado las arcas municipales con un saldo negativo de unos 225 millones de euros, de nada.
En esta farsa melodramática, el alcalde agredido verbalmente, en un alarde poético, seguramente inconsciente e inmerecido en su caso, aunque muy utilizado por todos los ediles a los que se pilla en irregularidades, son imputados por algún delito o se les sospecha de negligencia, torpeza, incapacidad o falta de tino; utilizó la metonimia política atrayendo sobre todo el pueblo la actuación que la justicia o los ciudadanos hacian contra él.
Y así, cuando los ciudadanos boicotearon sus palabras en realidad anularon “la voz del pueblo”; cuando le impidieron hacer el discurso político “cercenaron la libertad del pueblo” y cuando le pitaron, en realidad estaban pitando a todos y cada uno de los ejedenses, presentes y ausentes.
La metonimia consiste entre otras en confundir lo abstracto, “el pueblo”, con lo concreto, “Enciso”; y así los manifestantes no fueron contra Enciso sino contra todo el pueblo, igual Enciso se merecía la pitada, pero el pueblo no; igual el dinero era del ayuntamiento, que es el pueblo y por tanto no se de qué nos quejamos, el dinero se lo gastó el pueblo, pero enciso no; igual si Enciso es el imputado y es el pueblo, entonces el pueblo es el imputado, y qué tiene que ver Juan Enciso en esto.
Juan Enciso, esa figura administrativa política que no es poética, podría llegar en un alarde que entiendo patético y nada poético a que el ayuntamiento actuara jurídicamente contra los manifestantes, el pueblo, por no dejar que el alcalde, representante del pueblo, entonara su discurso político en el ayuntamiento, sede del pueblo, dirigido a los presentes, parte del pueblo que incluía a los de la pitada (que no quería oírlo) y a los “de la boda”, que por lo visto si querían, o no; bueno que alguien les pregunte y nos saque de dudas; menuda paradoja.
Bueno, de cualquier forma lo más pintoresco y lamentable es que la oposición, impregnada de este afán poético que recorre la política ejidense, confunda el sentir del alcalde con el sentir del pueblo y no el sentir de los ciudadanos como del pueblo; claro que no deja de ser metonímico confundir “la parte con el todo”.
La metonimia consiste entre otras en confundir lo abstracto, “el pueblo”, con lo concreto, “Enciso”; y así los manifestantes no fueron contra Enciso sino contra todo el pueblo, igual Enciso se merecía la pitada, pero el pueblo no; igual el dinero era del ayuntamiento, que es el pueblo y por tanto no se de qué nos quejamos, el dinero se lo gastó el pueblo, pero enciso no; igual si Enciso es el imputado y es el pueblo, entonces el pueblo es el imputado, y qué tiene que ver Juan Enciso en esto.
Juan Enciso, esa figura administrativa política que no es poética, podría llegar en un alarde que entiendo patético y nada poético a que el ayuntamiento actuara jurídicamente contra los manifestantes, el pueblo, por no dejar que el alcalde, representante del pueblo, entonara su discurso político en el ayuntamiento, sede del pueblo, dirigido a los presentes, parte del pueblo que incluía a los de la pitada (que no quería oírlo) y a los “de la boda”, que por lo visto si querían, o no; bueno que alguien les pregunte y nos saque de dudas; menuda paradoja.
Bueno, de cualquier forma lo más pintoresco y lamentable es que la oposición, impregnada de este afán poético que recorre la política ejidense, confunda el sentir del alcalde con el sentir del pueblo y no el sentir de los ciudadanos como del pueblo; claro que no deja de ser metonímico confundir “la parte con el todo”.
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