Operación Poniente: Regeneracion democrática y política

Eugenio Narbaiza

Ha comenzado el nuevo curso político cuyo objetivo son las próximas elecciones municipales y a la Diputación Provincial de nuestra provincia y lamentablemente seguimos encontrándonos con un tema que a los almerienses nos tiene que avergonzar por lo que supone desde el punto de vista democrático y desde el punto de vista político, la Operación Poniente. Este desastroso episodio que han originado y protagonizado algunos dirigentes políticos de la segunda ciudad de la provincia nos debe hacer reflexionar sobre cuáles son en estos momentos los objetivos que los ciudadanos y los partidos políticos se deben marcar para que El Ejido vuelva a la normalidad, siga siendo una ciudad pujante en lo económico, y lo sucedido allí sea un ejemplo de lo que no se puede permitir en democracia.

La Operación Poniente ha dejado en evidencia cómo bajo la estela de la defensa de los intereses de una ciudad algunos políticos han ejercido a su antojo un caciquismo intolerable, cómo las instituciones y los partidos políticos se han alejado de los intereses de los ciudadanos y en definitiva cómo lo más degenerado de la política, que es la corrupción, puede campar a sus anchas sin que sus responsables sean castigados o se les pidan las explicaciones oportunas de tan deleznable actuación.

Aquí cabe preguntarse, en primer lugar, cómo es posible que la Junta de Andalucia haya permitido que toda esta situación se haya ido gestando sin ningún tipo de control, sin que organismos como el Tribunal de Cuentas hayan tomado medidas contra los responsables del escandaloso desfalco que ha sufrido el ayuntamiento y sin que tenga la valentía de disolver una institución que está podrida y que actualmente está siendo manejada por los que la han utilizado para robar a los ciudadanos ejidenses.

El segundo de los aspectos en los que hay que profundizar en el lamentable caso conocido como Operación Poniente es en el papel que han jugado y están jugando los partidos políticos de la provincia, cuyos dirigentes deben de dar explicaciones a la ciudadanía sobre alguno de los comportamientos de sus órganos de dirección, que de manera interesada, han mirado para otro lado, a la hora de denunciar esta situación de corrupción que se ha dado en El Ejido. El PAL debe explicarnos por qué no ha controlado a su presidente y por qué no ha tomado medidas para evitar que la corrupción arruinara al ayuntamiento, puesto que con su aquiescencia, el resto de los dirigentes de esta formación, a pesar de no estar imputados, se convierten en cómplices morales de las actuaciones de Juan Enciso. El PP, partido que quedó casi oparizado por los seguidores del alcalde ejidense, debe de ser claro y transparente, está obligado a dar un ejemplo de regeneración democrática para el futuro de la ciudad y fiscalizar conjuntamente con los ciudadanos todo lo sucedido en el ayuntamiento, olvidándose de ciertas disputas internas que se están produciendo en la localidad, entre dos sectores perfectamente reconocidos y que le debilitan por sus luchas internas soterradas, ¿verdad, Sr. Góngora y Sra. Espinosa?

Por su parte, lo del Partido Socialista es otro cantar. El PSOE en su conjunto a nivel de la provincia de Almeria debe ser el que más explicaciones dé sobre la actuación de sus dirigentes, sobre esas supuestas comidas en ferias de otras ciudadades, esas reuniones entre dirigentes de la ejecutiva provincial con los imputados y, sobre todo, ese mirar para otro lado cuando la situación de la localidad olía a podrido, así como por su inacción a la hora de reivindicar la normalización democrática de los órganos políticos de la ciudad.

Por último, la batuta de la situación deben tomarla los ciudadanos ante la desidia de la clase política. Les han esquilmado las arcas municipales y nadie dice nada por miedo o por vaya vd. a saber porqué. La sociedad ejidense debe de salir del largo letargo anestesiado que viene padeciendo desde hace tiempo y debe reivindicar soluciones. Debe pedir que las instituciones cesen a los corruptos y ladrones, debe exigir a los partidos políticos seriedad a la hora de realizar propuestas y designar a sus candidatos, ofreciéndoles un aire nuevo y no a los de siempre, debe pedir también transparencia en la gestión municipal para la recuperación económica de la arcas de la ciudad y, sobre todo, debe exigir que a El Ejido vuelva el espíritu democrático que ha perdido en los últimos tiempos, para que ese miedo instalado en la calle desaparezca, y que no campen a sus anchas los corruptos y sus manipuladores mediáticos. Por ello, es interesante y decisivo que la sociedad ejidense salga a la calle, que pueda expresar con libertad sus sensaciones y, en definitiva, que se responsabilice de capitanear la regeneración democrática y política de la ciudad, no permitiendo que situaciones como la sucedida el pasado domingo con la megafonía de una convocatoria de manifestación sea el claro ejemplo del caciquismo imperante, de la falta de libertad y del desprecio hacia los ciudadanos. Sin duda el 11 de septiembre es un fecha importante y decisiva para los ejidenses que deben tomar la calle y el protagonismo de ser quienes manejen realmente el destino socio político de su ciudad.

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