Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería
El regreso de las vacaciones ha llegado con la marcha (anunciada desde hace meses) de Luis López de la delegación de Igualdad. Se va porque está cansado y hastiado. Catorce años de gestión son muchos cuando, como es su caso, ha sido intensa. Con él se puede estar de acuerdo, o no, pero siempre ha sido un “verso suelto”, una raya en el agua de un estanque en el que muy pocos de los que en él han vivido han sido capaces de chapotear; salvo cuando es preciso nadar para ponerse a salvo. Lean el perfil de Manuel León en La Voz y conocerán mejor al personaje con dos detalles conmovedores.
Pero detrás de una marcha siempre hay una avalancha. Durante todo el día de hoy han sido más de diez los nombres de mujer que han circulado por la redacción como seguras sustitutas del albojense. No voy a dar nombres. Ésta es la práctica de quienes entendemos que, detrás de quien garantiza la seguridad (inexistente) de un nombre, muchas veces está la voluntad de quemarlo o, en el mejor de los casos, la evocación de un deseo.
A lo que sí apuesto diez contra uno es a que, cuando se haga público su nombramiento, también serán muchos los que intenten apropiarse su paternidad política. “Era mi candidata” o “Ya lo anuncié yo” serán frases exhibidas sin pudor por quienes, desde que saltó la noticia, ya han barajado y continuarán barajando, una tras otra, todos los nombres.
La política también tiene su “salsa rosa”, pero cuando se entra en ella se corre el riesgo de la salmonelosis. Lo que importa, lo que de verdad importa es que quien sustituya a Luis López lo haga mejor que él. Y eso no lo va a tener fácil.
Felicidades, paisano, ahora tendrás más tiempo para bañarte en el Terreros de nuestra infancia. Es la suerte de los que se van y la pena de los que llegan.
(Publicado en La Voz de Almería el día 5 de septiembre de 2010)
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