Luis Pérez
Vicepresidente de la Diputación Provincial de Almería
Como la carcoma corrompiendo sin piedad las entrañas de uno mismo, como la bilis atacando sin piedad los tejidos del estómago, como la envidia por el bien ajeno. Así son los celos y así debe de ser el sentimiento que alimenta el portavoz del PP en la Diputación de Almería, a juzgar por los avinagrados artículos con que nos deleita periódicamente, en un intento, desesperado e inútil, por ocultar el trabajo que esta institución -no este partido- realiza a diario por los pueblos y por la gente de nuestra provincia. A pesar incluso, eso sí, de la resistencia de su grupo.
Deben de ser celos, supongo, por no sentirse recompensando con el apoyo y el cariño de sus compañeros como lo está siendo estos días el presidente de la Diputación, Juan Carlos Usero, tanto dentro de su partido, como a través de los medios de comunicación, una vez designado como candidato a la alcaldía de Almería. Y estos celos -que son tan malos, Sr. Fernández- le llevan a usted a un agujero aún más profundo, con la absurda obsesión de convertir en verdad una mentira repetida mil veces.
Ni usted ni su grupo han apoyado verdaderamente ninguno de los proyectos importantes que se han abordado. Siempre han buscado una burda excusa para desmarcarse a última hora, como hicieron el primer día y como hicieron con el último presupuesto, de las necesidades reales de nuestra provincia. Y siempre han utilizado esta casa sólo como una herramienta de apoyo en la desesperada e infructuosa lucha de su señoriíto por llegar al sillón que los andaluces nunca han querido otorgarle.
Fueron ustedes, o mejor dicho fue el PP, quien exigió que aparecieran esas cantidades que ahora tratan de convertir en engaño en los presupuestos, como condición indispensable para la aprobación de los mismos y fueron ustedes quienes pidieron a última hora un papelito imposible y absurdo para poder desmarcarse una vez más de lo que necesitaban nuestros pueblos. Una cobarde actitud que sólo amparaba sus verdaderos afanes: bloquear el funcionamiento, provocar el enfrentamiento y paralizar los proyectos que llevarían a nuestros pueblos más obras, más inversiones y por tanto más riqueza y la posibilidad de generar más empleos. Algo que consideraron mala noticia para sus intereses.
Los 16 millones de euros en planes provinciales, los dos de electrificación rural, los nueve de caminos rurales, los tres millones en carreteras provinciales, los cinco millones del plan de saneamiento, los 13 millones de euros de los fondos FEDER son algunos de esos aciagos números que se empeñan en esconder a sabiendas de que no pueden sentirse participes más que del intento de obstrucción de los mismos.
Y todo esto para qué, Sr. Fernández, ¿para beneficiar a los almerienses, para ayudar a los pueblos más pequeños? No. Sólo para obtener unos cuantos votos aniquilando al contrario con medias verdades y mentiras más gordas, sólo para beneficiar a su partido, sólo para obtener la caricia de sus superiores y el reconocimiento al trabajo sucio bien hecho. Siga así, Sr. Fernández, incapaz de soportar el reconocimiento hacia otros, devorado por los celos, esclavo de saber que no se lo van a agradecer ni sus propios compañeros. Menudo consuelo.
Deben de ser celos, supongo, por no sentirse recompensando con el apoyo y el cariño de sus compañeros como lo está siendo estos días el presidente de la Diputación, Juan Carlos Usero, tanto dentro de su partido, como a través de los medios de comunicación, una vez designado como candidato a la alcaldía de Almería. Y estos celos -que son tan malos, Sr. Fernández- le llevan a usted a un agujero aún más profundo, con la absurda obsesión de convertir en verdad una mentira repetida mil veces.
Ni usted ni su grupo han apoyado verdaderamente ninguno de los proyectos importantes que se han abordado. Siempre han buscado una burda excusa para desmarcarse a última hora, como hicieron el primer día y como hicieron con el último presupuesto, de las necesidades reales de nuestra provincia. Y siempre han utilizado esta casa sólo como una herramienta de apoyo en la desesperada e infructuosa lucha de su señoriíto por llegar al sillón que los andaluces nunca han querido otorgarle.
Fueron ustedes, o mejor dicho fue el PP, quien exigió que aparecieran esas cantidades que ahora tratan de convertir en engaño en los presupuestos, como condición indispensable para la aprobación de los mismos y fueron ustedes quienes pidieron a última hora un papelito imposible y absurdo para poder desmarcarse una vez más de lo que necesitaban nuestros pueblos. Una cobarde actitud que sólo amparaba sus verdaderos afanes: bloquear el funcionamiento, provocar el enfrentamiento y paralizar los proyectos que llevarían a nuestros pueblos más obras, más inversiones y por tanto más riqueza y la posibilidad de generar más empleos. Algo que consideraron mala noticia para sus intereses.
Los 16 millones de euros en planes provinciales, los dos de electrificación rural, los nueve de caminos rurales, los tres millones en carreteras provinciales, los cinco millones del plan de saneamiento, los 13 millones de euros de los fondos FEDER son algunos de esos aciagos números que se empeñan en esconder a sabiendas de que no pueden sentirse participes más que del intento de obstrucción de los mismos.
Y todo esto para qué, Sr. Fernández, ¿para beneficiar a los almerienses, para ayudar a los pueblos más pequeños? No. Sólo para obtener unos cuantos votos aniquilando al contrario con medias verdades y mentiras más gordas, sólo para beneficiar a su partido, sólo para obtener la caricia de sus superiores y el reconocimiento al trabajo sucio bien hecho. Siga así, Sr. Fernández, incapaz de soportar el reconocimiento hacia otros, devorado por los celos, esclavo de saber que no se lo van a agradecer ni sus propios compañeros. Menudo consuelo.
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