Pepe Fernández
Director regional de Onda Cero
A más tardar el próximo martes el Consejo de Gobierno deberá poner fin a la interinidad en la Delegación almeriense de la Consejería de Igualdad. Recuérdese que su titular, Luis López, tomo la decisión de dimitir por razones personales, todo ello sin ocultar nunca internamente López su disconformidad con una política que, efectivamente, les ha conducido al desastre como tantas veces denunció y vaticinó en comités y asambleas. Dos semanas son tantas semanas como las que transcurrieron hasta que Rosa Aguilar nombró titular en Obras Públicas, tras el cese de Luis Caparrós un martes de Feria en Sevilla.
Pero no parece que se den las mismas circunstancias en uno y otro caso, aunque todo apunta a que al final del camino nos encontraremos siempre la cruda realidad presente del PSOE de Almería. Esto es el aislamiento y debilitamiento constante y permanente de la actual dirección de la CEP, ante el desconcierto de alcaldes y concejales sin un líder al que seguir y con un partido que tal cual está “no sirve” según dijo Caparrós, que algo debe saber de como está el PSOE-AL.
Las miradas socialistas, de la gente que quiere que pase lo que tenga que pasar pero que pase ya, están puestas en Sevilla. Cualquier gesto o palabra que se pronuncia o se dice que se comenta en Sevilla, es recibido desde hace varias semanas como una especie de maná para los espíritus más combativos contra el martinismo, que cada día aumentan en número. Paréntesis: cuentan que acaba de ingresar en el club de los ex amigos de Martín Soler el conocido empresario Cecilio Guillén. Seguro que nos encantaría saber a todos cómo ha sido lo suyo, si a cara de perro o de mutuo acuerdo como en las parejas civilizadas.
Dos semanas vacante la delegación de Igualdad ha levantado cierto mosqueo y cierto frufrú entre la expectante militancia socialista que mira a Sevilla y a sus gestos más nimios pretendiendo leer el futuro. Hasta en el corta y pega del facebook del consejero Recio intentan buscar claves sevillanas. Pero ni una clave del único consejero que arropó a Chaves en el Cámara 500 de anteayer. Claro que si hubiese tenido claves no hubiese ido sin orientarse previamente, o quizás es que está tela de orientando. Vaya Ud. a saber con el habilidoso don Manuel.
Sabiéndose como se sabe, además, que la titular de la Consejería de Igualdad, Micaela Navarro, conoce mejor que muchos compañeros y compañeras de gabinete lo que sucede en el escenario político almeriense, contando con una visión no oficialista como la que le ha trasladado en estos años su delegado Luis López. Sumen todos esos elementos y observarán que la cuestión se pone cuanto menos interesante.
Diversas fuentes coinciden y definen como de “alta tensión política” las dos semanas que llevaría aparcado el nombramiento de una mujer, una propuesta de la propia consejera desde el minuto uno y que de consumarse, por vez primera, rompería una tradición que revela, entre otras cosas, una de las grandes claves de eso que llaman “redes clientelares” del partido. En efecto, según la tradición impuesta desde los tiempos de Manuel Chaves y Luis Pizarro, el Secretario General del partido en la provincia era quien proponía la terna para delegados de la Junta, de cuya lista no puede salirse el consejero o consejera. Tan convencido ha debido estar Asensio de que se perpetuaba la tradición que en este tiempo de espera habría comunicado a varias concejalas socialistas de la provincia que las había propuesto como posibles delegadas a Sevilla. “Buscándole amigas a Griñan, a catorce por lo menos se lo ha dicho” comentaba un alcalde.
Ahí radica el problema para el nombramiento, se insiste, en tanto que la mujer que desea nombrar la Consejera no solo no se le ha consultado a Diego Asensio, es que de haberlo hecho su oposición hubiese sido frontal, como si de una afrenta personal se tratara. La candidata que rompería esa tradición se llama Adela Segura, mujer de dilatada experiencia política, casi tanta como tiempo lleva enfrentada a la linea oficialista de Soler y Asensio.
A titulo de inventario de casualidades, les cuento que coincidí por segunda o tercera vez en mi vida con Diego Asensio el pasado lunes en un restaurante sevillano. Por como transcurrieron nuestros primeros minutos de charla acabé pensando que ese día estaba especialmente sensible el Secretario General. No era para menos, acababa de enterarse esa misma mañana que Adela Segura, tras la cual Asensio sitúa el poderoso brazo del maldito y correoso Nono Amate, iba a ser nombrada al día siguiente delegada y, para colmo, rompiendo la tradición de la era Chaves, sin consultarle ni ser oído. La tensión que noté en el restaurante no tuvo que ser nada comparada con la que debió montarle a Griñán o a quien lleve estos asuntos en su nombre y paralizar una semana más el nombramiento en la delegación de Igualdad en Almería.
Para quienes manejan estas hipótesis de trabajo, el nombramiento en la delegación de Igualdad va camino de convertirse en el punto de inflexión respecto de lo que Griñán quiere hacer de una vez con el partido en Almería. Si finalmente el presidente hace caso a los deseos de su consejera y nombran a Adela Segura para el puesto, esa elección significará una desautorización política en toda regla del secretario general, algo que para muchos supondría la ruptura total de Griñán con la actual dirección provincial del partido en Almería.
Si por el contrario el nombramiento recae en otra persona distinta a la que se sabe apoya la consejera desde el primer momento, el desconcierto será enorme entre quienes, esperanzados con el cambio, miran a Sevilla día y noche desde que Martín Soler rechazó públicamente seguir siendo miembro del gobierno socialista de la Junta de Andalucía. Porque una vez más se habrá apostado por la reforma y no por la ruptura. O sea, paños calientes.
(Publicado en el blog de Pepe Fernández)
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