Veranoazulistas

Jose Fernández
Periodista
 
Uno de los debates más estratosféricos que podemos entablar hoy día en Almería es, probablemente, la suficiente o insuficiente infraestructura bicicletera con la que cuenta nuestra capital. Soy consciente de que, sobre el papel, todo el mundo se siente proclive a proclamar su apego y apoyo al pedaleo cotidiano como medio de transporte saludable y alternativo, a pesar de que luego nadie usa la bicicleta en su vida diaria. Pero como la democracia es un régimen de opinión pública, ahí tienen ustedes a las instituciones enterrando importantes cantidades de dinero poniendo carriles bicis o sistemas de alquiler de vehículos que luego acaban oxidados, olvidados o robados, cuando no las tres cosas a la vez.
 
Vaya por delante mi aprecio y reconocimiento a los cuatro (no es un número exacto aunque genéricamente aproximado) almerienses que van a todas partes en bicicleta. Mi salutación celebra también ese desenfadado espíritu que les hace superar con buen humor el hecho de llegar sudados a todos lados, una situación personal que en breves minutos es detectada por el resto de personas circundantes, que sufren en silencio el aroma de vida sana y deportiva que emana del que acude pedaleando a su trabajo o a una cita, como si la vida fuera una dinámica prolongación de todos los veranos azules de nuestra adolescencia. En fin, que también es saludable la ingesta del brócoli y la acelga, y miren cómo están las barras de los bares almerienses despachando pinsholomotosineta por toneladas.
 
Pero bueno, si hay que discutir por esto, discutamos. Pero que los que se declaren proclives, que den ejemplo, eh. Lo del ciclismo de despacho ya no cuela.

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