Nerea Hernández
Secretaria de Organización del PSOE de Almería
No hay mejor receta para perder de vista la realidad que encerrarse en un despacho. Supongo que es esto lo que les ha ocurrido a los que se entregan con pasión al deporte de desprestigiar a la clase política, como si todos los que la integramos tuviéramos la misma catadura moral.
Me permito compartir esta reflexión después de haber comprobado cómo está afectando a la imagen de mucha gente honrada el intento de algunos alcaldes de hacer de sus municipios algo parecido a un cortijo.
Gracias al trabajo que desarrollo en la Ejecutiva Provincial del PSOE he tenido la suerte de visitar innumerables municipios de esta provincia. En muchos de ellos, sobre todo en los más pequeños, he encontrado a alcaldes y alcaldesas que, con muy pocos ingresos, luchan por que sus vecinos no tengan que hacer las maletas y abandonar la tierra que los vio nacer.
Estos ediles ejercen de alcaldes las 24 horas del día: las puertas de su despacho –o de su casa- siempre están abiertas. No hay horarios de visita, sábados ni domingos que impidan atender una urgencia, una pregunta o una propuesta.
No cabe más que la admiración ante estos alcaldes que son ‘quijotes’, empeñados como están en sacar adelante su pueblo; alcaldes sin sueldo, que ponen al servicio del bien común su propio coche, su tiempo y su dinero, que no dudan en viajar a la capital, a Sevilla o a Madrid para hacer un trámite o conseguir una mejora para sus vecinos.
A pesar de los problemas, trabajan con ilusión y con imaginación para que sus vecinos no sufran de más en estos tiempos difíciles.
Por norma general, estos alcaldes de los que hablo no sueñan con grandes superficies comerciales o torres de pisos interminables: sueñan con mantener la calidad de vida de sus pueblos –su gran riqueza- y trabajan para que los jóvenes lo valoren y decidan quedarse.
Por todo eso, no puedo más que lamentar la imagen que se ha transmitido del Ayuntamiento de Alhabia tras conocerse que, proporcionalmente, su deuda es la más elevada de España. Pocos acudieron a preguntar al alcalde por las razones de esa deuda. A esos, él les explicó que el Ayuntamiento ha tenido que pedir un préstamo para construir viviendas de protección oficial: viviendas para los jóvenes, para quienes las necesiten, para el uso y disfrute de los vecinos. Y cuando esas casas se vendan, el préstamo se devolverá.
Así que bendita sea la deuda del Ayuntamiento de Alhabia. De pueblos como éste y alcaldes ‘quijotes’ deberían aprender otros alcaldes, que se comportan como el ‘Tío Gilito’, haciendo acopio de dinero por aquí y por allá. Me vienen a la mente el alcalde de Almería y los casi 40 millones de euros que ha puesto a plazo fijo, en lugar de gastarlos donde más los necesita la ciudad.
En definitiva: no me gustan los ‘gilitos’. El alcalde de Almería tendría mucho que aprender de estos alcaldes de pequeños ayuntamientos, ‘quijotes’ que trabajan por cumplir un sueño. No luchan contra molinos de viento, aunque algunos los quieran ver así. Son ‘quijotes’ con proyectos para mejorar sus pueblos. Y afortunadamente no les faltan escuderos, sus vecinos, que confían en ellos porque siempre están del lado de quienes deben.
Por norma general, estos alcaldes de los que hablo no sueñan con grandes superficies comerciales o torres de pisos interminables: sueñan con mantener la calidad de vida de sus pueblos –su gran riqueza- y trabajan para que los jóvenes lo valoren y decidan quedarse.
Por todo eso, no puedo más que lamentar la imagen que se ha transmitido del Ayuntamiento de Alhabia tras conocerse que, proporcionalmente, su deuda es la más elevada de España. Pocos acudieron a preguntar al alcalde por las razones de esa deuda. A esos, él les explicó que el Ayuntamiento ha tenido que pedir un préstamo para construir viviendas de protección oficial: viviendas para los jóvenes, para quienes las necesiten, para el uso y disfrute de los vecinos. Y cuando esas casas se vendan, el préstamo se devolverá.
Así que bendita sea la deuda del Ayuntamiento de Alhabia. De pueblos como éste y alcaldes ‘quijotes’ deberían aprender otros alcaldes, que se comportan como el ‘Tío Gilito’, haciendo acopio de dinero por aquí y por allá. Me vienen a la mente el alcalde de Almería y los casi 40 millones de euros que ha puesto a plazo fijo, en lugar de gastarlos donde más los necesita la ciudad.
En definitiva: no me gustan los ‘gilitos’. El alcalde de Almería tendría mucho que aprender de estos alcaldes de pequeños ayuntamientos, ‘quijotes’ que trabajan por cumplir un sueño. No luchan contra molinos de viento, aunque algunos los quieran ver así. Son ‘quijotes’ con proyectos para mejorar sus pueblos. Y afortunadamente no les faltan escuderos, sus vecinos, que confían en ellos porque siempre están del lado de quienes deben.
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