El dispendio crepuscular en Adra

Agustín de J. Muñoz Soler

Articulista

Nos hallamos ante las primeras elecciones municipales que se van a celebrar con la crisis económica convicta, confesa y en plena efervescencia, en las que los regidores van a tener que rendir cuentas ante sus conciudadanos por la gestión de la etapa del 'ladrillo' o época de 'vacas gordas' y la administración de las 'vacas  flacas'.

Resulta obvio que en una época de abundancia durante la que no se consigue gastar todo lo que hay poca o ninguna habilidad tiene que mostrar el gobernante para lucimiento personal y embaucamiento social. Pero cuando la situación económica cambia se hace necesario mostrar la capacidad y demostrar la valía política para estar capitaneado el Equipo de Gobierno. Y la principal característica de todos los equipos de gobierno del Partido Popular, salvo honrosas excepciones que haberlas háylas por muy laborioso que sea buscar una aguja en un pajar, es la forma sui generis de administrar las arcas públicas que, sin demagogia alguna, son los dineros de todos y cada uno de los españolitos y españolitas de a pie.

A pesar de ser una fuerza política puramente economicista que asegura regir su acción política por criterios estrictamente mercantilistas, llama poderosamente la atención que las administraciones bajo este signo político gobernadas se encuentran sumidas en la quiebra económica de haber estado al frente de empresas privadas. Ello induce a pensar que un gobernante del PP metido a empresario sería muy cuestionado socialmente y muy particularmente por sus asalariados.

Adra no escapa a esta característica de equipos de gobiernos del PP basados en el dispendio, en el gasto superfluo y en la administración irresponsable de las arcas públicas, como se está constatando últimamente, con el prorrateo de la extraordinaria de verano y la suspensión de actividades tan arraigadas como la celebración de la festividad de Los Ángeles Custodios que inspiran la seguridad de la ciudadanía.

Resulta hiriente para los almerienses de a pie la parafernalia publicitaria que conduce la alcaldesa abderitana en su acción gubernamental, la pomposidad en todos sus actos públicos y el insulto que ello supone a la inteligencia de las abderitanas y los abderitanos. Lo ha sido en épocas de florecimiento económico y ahora mucho más que la alcaldesa disponga por el solo hecho de serlo de una serie desmedida de recursos mientras se les niega al colectivo de la Policía Local compartir su Patrón y a los empleados públicos bajo su responsabilidad entregarles pequeñas cuotas mensuales.

No resulta un alarde imaginativo determinar las causas que han abocado al Ayuntamiento de Adra regido por la dirigente del Partido Popular en Andalucía a esta angustiosa situación económica que le impide solicitar dinero a los bancos por encontrarse fuera de los límites razonables de endeudamiento para pagarle la nómina extraordinaria a sus trabajadores cohibidos por la atenta mirada del alcalde consorte y tener el detalle de compartir con los agentes de la policía Local a su cargo en un día tan señalado como la onomástica del cuerpo.

Haber convertido el Ayuntamiento de Adra en la agencia multiservicios, de colocación del PP, de publicidad sectaria y de compra-venta de voluntades, sólo puede conducir a la bancarrota económica porque no hay quien lo sostenga, y resulta evidente que Mari Carmen Crespo no va a contribuir por encima de lo que se le exige como común contribuyente a superar escollos, por puntuales que sean, con sus emolumentos provenientes del Parlamento Andaluz. Eso sí, más de media semana ausente de las preocupaciones y problemas de las abderitanas y los abderitanos tienen a modo de recibimiento al regreso la recompensa de la foto a precio de oro y como disfrute de ocio y disfrute.

Con alcaldes como la regidora de Adra es normal que Mariano Rajoy atribuya al Presidente del Gobierno las carencias de los mandatarios locales del PP por archiconocidas y bien preparado para debatírselas en caso necesario.