Corresponsal de El País en Almería
Las próximas horas serán decisivas para la convivencia en El Ejido, municipio que afronta, a partir de mañana, una nueva semana de huelga convocada por los trabajadores de la empresa Elsur, concesionaria de diversos servicios municipales (jardinería, alumbrado y abastecimiento de agua). Elsur constituye asimismo la red desde la que supuestamente se tejió una trama de malversación de caudales públicos por la que se imputó hace casi un año al alcalde, al interventor, concejales y funcionarios municipales. Las personas imputadas podrían alcanzar el centenar, cuestión que se desvelará en breve, cuando la juez del caso Poniente levante el secreto del sumario.
Las tres primeras jornadas del paro, iniciado el pasado miércoles día 6 y secundado por la plantilla de 379 empleados, han rivalizado en espectacularidad. El primer día se acusó a los trabajadores de sabotear el suministro de agua y dejar al municipio -compuesto por cerca de 90.000 habitantes- sin servicio durante ocho horas, además de cortar carreteras de acceso a El Ejido en hora punta. La segunda jornada de paro la pasaron los 13 miembros del comité de empresa encerrados en el Patio de Luces del Ayuntamiento -donde también pasaron la noche- como medida de protesta. Estos antecedentes desataron la furia del alcalde imputado, Juan Enciso (PAL), quien el tercer día de paro (el viernes) ordenó a mediodía el desalojo de todas las dependencias municipales para evitar nuevas concentraciones y encierros de trabajadores, sin ofrecer ningún tipo de justificación.
A priori, el futuro desarrollo de la huelga promete. El comité de empresa tiene previsto prolongar el paro hasta el día 28 y tan solo cambiaría su decisión si los trabajadores reciben el pago atrasado de sus sueldos -cuya suma se eleva a 760.000 euros-, así como la certeza de que la empresa no volverá a retrasarse en las nóminas, un problema que arrastra desde hace 24 meses, fecha en la que las presuntamente malversadas arcas de Elsur dieron los primeros visos de agotamiento.
El Ayuntamiento de El Ejido atraviesa por una más que complicada situación económica y acumula un déficit de 222 millones de euros, según los datos expuestos en su Plan de Saneamiento, en el que han pedido a la Junta endeudarse en 106 millones de euros más para poder pagar a sus acreedores. Entre ellos está Elsur, a quien debe más de 90 millones de euros y que es la concesionaria en la que participa el Consistorio en un 30%. El 70% restante lo aporta Aguas y Gestión que tampoco se hace cargo de los salarios pese a estar respaldada por entidades como Abengoa o Cajasol.
El propio gobierno municipal de El Ejido reconocía esta semana su desconcierto ante el futuro de Elsur, creada en diciembre de 1995, y sobre la que la oposición propone que se rescinda el contrato de concesiones. El PP siempre ha ido más allá y ha pedido al Parlamento andaluz la disolución del Ayuntamiento y creación de una gestora, un trámite que "podría solucionarse en dos meses", calcula el candidato por el PP a la alcaldía ejidense en 2011, Francisco Góngora. El PSOE, principal partido de la oposición, cree que la intervención "no es fácil" y que, quizá, deba ser "el último recurso", según el secretario de organización de El Ejido y edil, José Miguel Alarcón.
El PP asegura querer ir de la mano del PSOE en su empeño de crear una gestora y "evitar que el PAL siga arrastrando al desastre a toda una comarca". Pero los populares acusan al PSOE de mostrar "miedo" y a la Junta de permitir el "contubernio" entre PAL y PSOE, que pactaron en los últimos comicios municipales para gobernar en Diputación. Además, le acusa de no pronunciarse como institución supramunicipal sobre la situación en el Ayuntamiento de El Ejido dirigido por un alcalde que ha pasado ocho meses en prisión y salió el pasado junio en libertad provisional tras pagar 300.000 euros de fianza.
Con patente para 'alcaldadas'
La última orden del alcalde de El Ejido, Juan Enciso (PAL), que forzó el desalojo de las dependencias municipales a mediodía del pasado viernes para evitar un posible encierro de trabajadores de Elsur fue calificada como una "alcaldada" por parte del PSOE. Al regidor se le atribuyen anteriores "encisadas" y todas ellas ponen en duda el espíritu democrático de un cargo público que está imputado por los delitos de blanqueo de capitales, cohecho, malversación de fondos, tráfico de influencias y falsedad en documento mercantil en el marco de la operación Poniente, en la que se podrían haber malversado más de 100 millones de euros.
Antes de paralizar la manifestación de Elsur, Enciso trató de evitarla dando órdenes a la Policía Local de no dirigir el tráfico. De este modo la Subdelegación del Gobierno tuvo que intervenir para exhortar al regidor a permitir el libre ejercicio del derecho a la huelga y manifestarse de los trabajadores.
Pese a que el conflicto está sucediendo en su municipio y las protestas van dirigidas contra su persona -Enciso sigue siendo presidente de Elsur- el alcalde se niega a recibir al comité de empresa. A los representantes de los trabajadores les ha retirado el saludo y el alimento. La noche que pasaron encerrados los 13 miembros del comité en la sede el Ayuntamiento como medida de protesta, el regidor dio orden a la Policía Local para que no recibieran del exterior ni comida ni bebida.
Para asegurarse de que su palabra era cumplida colocó a su guardaespaldas en la puerta de acceso al Ayuntamiento y este no permitió al repartidor de un establecimiento de comida a domicilio con la que habían contactado los encerrados hacer efectivo el pedido.
La mañana siguiente, una vez se hubo abierto el edificio, y según los miembros del comité, el concejal de Alcaldía, José Añez, les miró y aseguró: "Estos van a cobrar cuando me salga a mí de los ...".
Cientos de familias esperan que esa voluntad de Añez sea efectiva lo antes posible. Muchos han recibido esta semana cartas de embargo por impago de tributos municipales como el impuesto de circulación, el de Bienes Inmuebles (IBI) o la contribución.
El Ayuntamiento que no les paga, por otro lado, les pide un dinero del que, como sabe, no disponen. Hay familias a las que Elsur les debe 5.000 euros y la cifra, indefectiblemente, sigue en aumento. Mañana, a partir de las 7.00, comienza la cuarta jornada de huelga en un municipio en el que puede pasar ya cualquier cosa.
(elpais.es)
Antes de paralizar la manifestación de Elsur, Enciso trató de evitarla dando órdenes a la Policía Local de no dirigir el tráfico. De este modo la Subdelegación del Gobierno tuvo que intervenir para exhortar al regidor a permitir el libre ejercicio del derecho a la huelga y manifestarse de los trabajadores.
Pese a que el conflicto está sucediendo en su municipio y las protestas van dirigidas contra su persona -Enciso sigue siendo presidente de Elsur- el alcalde se niega a recibir al comité de empresa. A los representantes de los trabajadores les ha retirado el saludo y el alimento. La noche que pasaron encerrados los 13 miembros del comité en la sede el Ayuntamiento como medida de protesta, el regidor dio orden a la Policía Local para que no recibieran del exterior ni comida ni bebida.
Para asegurarse de que su palabra era cumplida colocó a su guardaespaldas en la puerta de acceso al Ayuntamiento y este no permitió al repartidor de un establecimiento de comida a domicilio con la que habían contactado los encerrados hacer efectivo el pedido.
La mañana siguiente, una vez se hubo abierto el edificio, y según los miembros del comité, el concejal de Alcaldía, José Añez, les miró y aseguró: "Estos van a cobrar cuando me salga a mí de los ...".
Cientos de familias esperan que esa voluntad de Añez sea efectiva lo antes posible. Muchos han recibido esta semana cartas de embargo por impago de tributos municipales como el impuesto de circulación, el de Bienes Inmuebles (IBI) o la contribución.
El Ayuntamiento que no les paga, por otro lado, les pide un dinero del que, como sabe, no disponen. Hay familias a las que Elsur les debe 5.000 euros y la cifra, indefectiblemente, sigue en aumento. Mañana, a partir de las 7.00, comienza la cuarta jornada de huelga en un municipio en el que puede pasar ya cualquier cosa.
(elpais.es)
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