Andrés Garcia Ibáñez
Director del Museo Casa Ibáñez
Tras la pasada asamblea de la Mancomunidad de municipios del Almanzora, en que los alcaldes votaron unánimemente la decisión de apoyar a la Fundación Museo Casa Ibáñez e incorporarse a su patronato con voz y voto, medito sobre el futuro de nuestra comarca y nuestras posibilidades reales. El gesto de los alcaldes -que agradecemos emocionados- ha colocado sobre el tapete una voluntad de trabajo en equipo que, hasta ahora, no se había revelado con tanta fuerza ni unidad de actores implicados. Tiempo atrás hemos comentado, en repetidas ocasiones, la falta de visión comarcal de muchos municipios del Almanzora; esta tendencia parece ahora milagrosamente invertida. Personalmente, me llena de orgullo que un proyecto que yo comencé para nuestra tierra, goce actualmente de un consenso tan amplio. Las causas de este cambio, esta decisión de trabajar todos a una, vienen motivadas por una larga lista de ninguneos, olvidos y deudas -ya históricas- con nuestra comarca de parte de la administración autonómica. De alguna forma, y como respuesta a todo este cúmulo de agravios, surge una decidida voluntad de exigir y pedir explicaciones.
Y es que ya está bien. Llevamos décadas soportando ser los últimos en todo, y una falta de inversiones para el desarrollo de nuestra comarca realmente alarmante; la Junta de Andalucía tiene un largo currículum de desprecios a la provincia de Almería, siendo el Almanzora el ejemplo extremo y más castigado de una política de abandono premeditado. La crisis económica, además, resulta ahora la excusa perfecta para justificar la falta o ausencia total de inversiones. Sucede que a nosotros ese argumento no nos convence; aquí no ha llegado lo que debía, ni ahora ni antes.
Una autovía que comenzó hace una década -empleada íntegramente para la materialización de ocho miserables kilómetros- se eterniza y nos condena a una incomunicación inaceptable. Unas obras que otorgan un aspecto tercermundista al paso por nuestra comarca y ofrecen una imagen de abandono absolutamente lamentable; faltas y errores de señalización y una peligrosidad evidente. Tocada de muerte la industria de la piedra, esperábamos consolidar un incipiente sector turístico como única vía de salida, una garantía de desarrollo sostenible para nuestro futuro más inmediato. Pero la Junta deniega, por segundo año consecutivo, el tan ansiado plan turístico a la Mancomunidad. Por otro lado, la Asociación de Desarrollo Rural ve mermadas considerablemente las partidas destinadas a su función, gestionadas desde la Consejería de Agricultura. Y de Cultura, para que hablar... Creo que ya hemos tocado fondo y procede alzar bien alta nuestra voz. Pese a que nos han sentenciado de muerte, hemos de luchar hasta el final y pedir lo que, por justicia, nos corresponde.
Y es que ya está bien. Llevamos décadas soportando ser los últimos en todo, y una falta de inversiones para el desarrollo de nuestra comarca realmente alarmante; la Junta de Andalucía tiene un largo currículum de desprecios a la provincia de Almería, siendo el Almanzora el ejemplo extremo y más castigado de una política de abandono premeditado. La crisis económica, además, resulta ahora la excusa perfecta para justificar la falta o ausencia total de inversiones. Sucede que a nosotros ese argumento no nos convence; aquí no ha llegado lo que debía, ni ahora ni antes.
Una autovía que comenzó hace una década -empleada íntegramente para la materialización de ocho miserables kilómetros- se eterniza y nos condena a una incomunicación inaceptable. Unas obras que otorgan un aspecto tercermundista al paso por nuestra comarca y ofrecen una imagen de abandono absolutamente lamentable; faltas y errores de señalización y una peligrosidad evidente. Tocada de muerte la industria de la piedra, esperábamos consolidar un incipiente sector turístico como única vía de salida, una garantía de desarrollo sostenible para nuestro futuro más inmediato. Pero la Junta deniega, por segundo año consecutivo, el tan ansiado plan turístico a la Mancomunidad. Por otro lado, la Asociación de Desarrollo Rural ve mermadas considerablemente las partidas destinadas a su función, gestionadas desde la Consejería de Agricultura. Y de Cultura, para que hablar... Creo que ya hemos tocado fondo y procede alzar bien alta nuestra voz. Pese a que nos han sentenciado de muerte, hemos de luchar hasta el final y pedir lo que, por justicia, nos corresponde.
(Publicado en Diario de Almería)
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