Colombine, mujer periodista para todos los tiempos

Miguel Ángel Blanco Martín
Periodista

Seguramente la plural dimensión de la personalidad de Carmen de Burgos ‘Colombine’ (Almería 1867, Madrid 1932) es la explicación de que queden muchos aspectos por desvelar. Tras haber sido silenciada y rescatada por la llegada de la democracia, queda ahora por descubrir, por ejemplo, la personalidad de ‘Colombine’ periodista, que se suma a la de maestra, novelista y a su condición política. Es una tarea pendiente para la historia del periodismo.

La cuestión ahora no es que Carmen de Burgos fuese la primera mujer periodista en España, que ya está dicho y escrito; la cuestión es profundizar en las razones que la llevaron a ejercer un periodismo comprometido desde el primer momento. Habría que preguntarse qué habría pasado, qué estaríamos comentando ahora, si Carmen de Burgos hubiese sido una periodista conservadora y que sus columnas de opinión se hubieran centrado exclusivamente en las cuestiones calificadas entonces (y posiblemente hoy día por sectores ciudadanos), ‘propias de mujeres’. Ella mismo se retrató en una entrevista concedida a José Montero Alonso, que reproduce Federico Utrera en su libro ‘Colombine, periodista’: “He hecho el periodismo vivo, de batalla. He sido la primera mujer que se ha visto ante la mesa de redacción, que ha hecho reportajes, encuestas, que ha vivido y sentido, en fin, el periodismo de combate, ágil, nervioso y bohemio’. Son, pues, unos conceptos singulares que explican las razones de ‘Colombine’ para ser periodista.
El periodismo de ‘Colombine’ se centra en el género del artículo-columna de opinión, en sus aportaciones para generar y construir corrientes de opinión pública, en temas tan vitales, incluso en nuestros días, como: divorcio, voto femenino, pena de muerte, pacifismo, etc., que suscitaban grandes controversias. Una perspectiva periodística, con conciencia de autora, que se suma  a sus crónicas viajeras por el mundo y a la serie de entrevistas, por ejemplo, en el ámbito cultural. Suficiente para la indagación de hoy.

La perspectiva que se tiene en pleno siglo XXI, de una personalidad periodística como Carmen de Burgos, obliga a vincular los momentos, que ella vivió, con un periodismo donde era inevitable relacionarse con la literatura. Un lugar de coincidencias, de todas formas, es que en cualquier caso el compromiso lleva a la obligación informativa de interpretar la realidad. Un gran reto del periodismo del siglo XIX que se mantiene todavía en nuestros días, en plena crisis del modelo de empresa periodística, dominada por nuevas reglas y condiciones impuestas en el mercado.

Establecer, pues, los límites fronterizos de la personalidad periodística de Carmen de Burgos es una obligación para los analistas de la información de hoy. Ante esta realidad deprimente, sobre la singular ‘crisis del periodismo’, que no de periodistas, se cierne una consideración que ella mismo se encargó de proponer cuando afirmó que “ha de ser el periodista un imposible”. Y desde esta misma consideración de periodistas contra el sistema, uno se puede sentir todavía orgulloso de ser periodista en el siglo XXI. Por supuesto, con espíritu crítico, frente a esta realidad.

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