Comentarista político
La recalificación de la parcela sobre la que asentó en la década de los 80 la discoteca de verano 1.1 supone un auténtico 'pelotazo' urbanístico que le ha costado al pueblo de Garrucha, cuando menos, cuatro millones de euros, por lo que, lejos de suponer el único éxito de gestión del equipo de gobierno del PP, está siendo el día más triste y bochornoso para las garrucheras y los garrucheros.
Y digo que el día en que se procedió a la aprobación inicial supone un día triste para el pueblo de Garrucha porque este proyecto macro urbanístico no se va a desarrollar en estos momentos por meras razones de mercado y se le han quitado cuatro millones de euros al haberse cedido solamente los terrenos del talud y ninguna cantidad de dinero en metálico como parte del 10% de cesión obligatoria por Ley. Con lo que acabo de reseñar nos encontramos con el equipo de gobierno más necio de cuantos podamos tener conocimiento, porque, pensando generosa y benévolamente, se trata de la ineptitud a la enésima potencia.
Estoy en condiciones de asegurar que el supuesto “éxito” político que se pretende atribuir el equipo de gobierno del PP de poner los cimientos para la construcción de un macro proyecto urbanístico a la entrada de Garrucha por Vera, en los terrenos de la añorada discoteca 1.1, podría haberse conseguido en la anterior legislatura municipal y alzarse con los méritos el alcalde socialista Andrés Segura Soler, que, tras ocho años al frente del Ayuntamiento, siempre se hace necesario de alarde de gestión política. Y no se consiguió, lisa y llanamente, porque el frente de la Alcaldía se encontraba una persona honrada, honesta, enamorada de su pueblo y con principios éticos, digna no solamente de ser loada sino de pasar a la Historia, máxime en unos tiempos en que los medios informativos dan cuenta de comportamientos en los que no debe reflejarse ningún personaje político.
Así, pues, el macro proyecto urbanístico en los terrenos de la discoteca 1.1 no se desarrolló durante la etapa socialista por honradez, lisa y llanamente, por lo que hoy supone un trato sumamente injusto el que recibiera electoralmente el entonces candidato a alcalde en las pasadas elecciones municipales. Y sostengo lo dicho en base a lo siguiente:
El empresario murciano Miguel Vivancos adquirió los terrenos de la discoteca 1.1 con el ánimo de construir un complejo urbano que gozaba de un enclave proverbial, al encontrarse entre dos vías de comunicación, a cinco minutos de la playa y a tres de un centro comercial que se pensaba construir y para el que ahora no existe la preceptiva licencia de la Junta de Andalucía. Y el empresario se puso manos a la obra en un momento en el que se vendía sobre plano, por lo que se accionaron los trámites pertinentes hasta que se llegó a la obligatoria cesión de suelo por la simple razón de que así lo dispone la Ley de Suelo ahora vigente y que fue modificada por el Gobierno de José María Aznar, disponiendo, entre otros aspectos, que la cesión pasara del 15% al 10%.
Y en la cesión de suelo se produjo el fracaso de la construcción de este macro proyecto urbanístico. Los terrenos colindantes con el núcleo urbano consolidado de la zona donde se encontraba la discoteca El Corral, junto al complejo Mar y Cielo, están conformados por un talud que no tiene interés alguno para ser urbanizado por su elevado coste económico al ser relleno y alcanzarse los cimientos a gran profundidad. Por tal razón, con una visión de futuro excepcional, el alcalde acogió la previsible propuesta del empresario Miguel Vivancos como deficiente, proponiéndole Andrés Segura que la cesión recogiera terrenos de las distintas calidades urbanísticas existentes, a lo que se opuso radicalmente el empresario murciano al considerar que “no me salen las cuentas”. Previamente a esta disponibilidad empresarial de hacer la obligatoria cesión, Miguel Vivancos manifestó que ese 10 % obligatorio quedaría satisfecho con el importe de la licencia de obras, que ascendía a 800.000 euros, lo que el alcalde acogió como un insulto a su pueblo y al Ayuntamiento que presidía.
Ante la rotunda negativa del empresario murciano se recogía en un Informe Técnico que la cesión podría alcanzarse con la cesión de los terrenos del mencionado talud y un aporte económico de doce millones de euros, a lo que se negó radicalmente Miguel Vivancos y ofreció cuatro millones de euros, que fueron considerados insuficientes a todas luces para el alcalde socialista. Y la negociación llegó al punto en que se rompió porque Miguel Vivancos cedía los terrenos del talud y cuatro millones de euros, y el alcalde le pedía los doce millones de euros que el Informe Técnico indicaba. Y ante la imposibilidad de avanzar en la negociación por la intransigencia de Andrés Segura en ceder los ocho millones de euros y la negativa de Miguel Vivancos en aportar esos millones de euros más hasta completar los doce millones se cortó la negociación y el empresario murciano optó por vender los terrenos.
A Miguel Vivancos pronto le salió un comprador, y este fue Antonio Pérez, de Obrascampo, a quien “sí me salen las cuentas” y aceptaba todos los términos del Informe Técnico, esto es, cedía al Ayuntamiento los terrenos del talud y abonaba los doce millones de euros.
Ante la apertura de expectativas ciertas de desarrollar urbanísticamente los terrenos de la discoteca 1.1, y la certeza de que se abriría un Centro Comercial en Las Buganvillas que provocaría un determinado impacto en el comercio local, Andrés Segura se planteó amortiguar ese impacto económico, pretendiendo hacerlo ofreciendo una solución a los aparcamientos en el casco urbano que es donde se encuentra la principal actividad comercial. Para ello nada mejor enclave que el Paseo Marítimo, por lo que, vaciando el Malecón y construyendo esta ingente cantidad de aparcamientos subterráneos junto a la remodelación y peatonización de la Calle Mayor, se crearía un Centro Comercial Abierto que salvaguardara los intereses de los comerciantes de Garrucha.
La aceptación por Antonio Pérez de ceder al Ayuntamiento de Garrucha los doce millones de euros que exigía el alcalde, además de los terrenos del talud, inicia esa singladura hacia la reconversión de Garrucha con un nuevo núcleo urbano y un Centro Comercial Abierto con la peatonización de la Calle Mayor y la solución definitiva al problema de los aparcamientos. La única condición que puso Antonio Pérez y que fue asumida por el Ayuntamiento fue que los aparcamientos subterráneos que se construirían con esos doce millones de euros los tendría que hacer él. El acuerdo era total entre Ayuntamiento y Obrascampo, solo faltaba su materialización, lo que no se produjo por la ausencia de avales bancarios para conseguir los doce millones de euros.
La negativa de los bancos a avalar esos doce millones de euros dio al traste con uno de los proyectos urbanísticos más revulsivos para Garrucha, junto a la instalación del Centro Comercial en Las Buganvillas y cuya licencia se ha perdido últimamente por la incapacidad del actual equipo de gobierno en solucionarle a la empresa la subestación eléctrica y no como una consecuencia de la actual crisis económica.
Por consiguiente, parafraseando a Felipe González, al equipo de gobierno de Juan Francisco Fernández hay que pedirle explicaciones por la no entrega de cuatro millones de euros que el empresario Miguel Vivancos estaba dispuesto a entregar al Ayuntamiento junto a los terrenos del talud como cesión por el desarrollo del Plan Parcial que se dispone a ejecutar Hispavimo. Y, como decía al principio, yo me niego a creer que se vaya a empezar a construir, una vez acabada la tramitación preceptiva, en esos terrenos que se están recalificando urbanísticamente; antes bien, me sumo a la certeza de que se trata de 'amarrar' una recalificación urbanística ante la certeza de que el PP pueda perder las elecciones municipales. ¿Por qué el Ayuntamiento de Garrucha ha dejado de percibir cuatro millones de euros que el empresario estaba dispuesto a entregar hace unos años?
(Publicado en lagacetadealmeria.com)
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