Edita: Fidio (Foro Indalo de Debate, Ideas y Opinión / Twitter: @opinionalmeria / Mail: laopiniondealmeria@gmail.com

Las flores del mal

Jose Fernández
Periodista

Si no fuera por el escenario electoral que se avizora sobre la próxima primavera, este asunto podría proporcionarnos animadas sobremesas tertuliadas en torno a las gallinas y los huevos de los empeños melancólicos: ¿qué fue antes, el abandono municipal o el contumaz vandalismo? Lo digo a raíz de las noticias sobre el estado desolador de un pequeño parque en el barrio de Pescadería, que en apenas nueve meses ha pasado de ser un lugar de encuentro vecinal coqueto y razonable a poco menos que un vertedero. Prácticamente a la semana de su inauguración comenzaron a arrancarse las plantas, fueron robados los sistemas de riego, desaparecieron los paneles eléctricos, apedrearon las farolas y se destrozaron los bancos y papeleras. Finalmente, lo que quedaba de los juegos infantiles fue desmantelado y retirado hace unos días por el Ayuntamiento, que no puede mantener el trepidante ritmo al que obliga la teoría del empate infinito: “tú rompes; yo repongo”. El caso es que lo que hace meses era un lugar agradable, ahora es poco menos que un solar lamentable.

Ahora bien, si pudiéramos apartarnos aunque fuera por un rato de la senda interpretativa en clave electoral que impregna estos días la actualidad informativa, tal vez podríamos establecer las bases de un debate sobre las causas y soluciones de la epidemia de vandalismo que afecta a todas las ciudades. Podemos tirar por la vía fácil de la cómoda equidistancia para asegurar que todos son culpables o poner el peso de la culpa en un lado de la balanza, responsabilizando al Ayuntamiento o a los vecinos según convenga. No obstante, creo que la cuestión tiene un calado mucho más hondo. ¿Será posible que la gente muestre el mismo respeto por una flor que por la reproducción de un trofeo deportivo? Mientras tanto, como decía Baudelaire en “Las flores del mal”, seguiremos viendo flotar la destrucción a nuestro alrededor como un aire impalpable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario