Jose Fernández
Periodista
Tal vez no sean los cinco árboles más frondosos que hay en Almería. Seguramente tampoco sean enhiestos surtidores de sombra y sueño, como el ciprés del monasterio de Silos que retrató Gerardo Diego, pero probablemente sean los cinco árboles que deban enraizarse más profundamente entre todos nosotros. Les hablo de los cinco árboles que plantó ayer el Ayuntamiento de la capital como testimonio de homenaje y recuerdo a las cinco mujeres que a lo largo del pasado año perdieron la vida en Almería a manos de sus parejas. No hay mejor símbolo de la vida que un árbol, como tampoco hay peor demostración de la sinrazón humana que el asesinato de una mujer que ya no te quiere, o a la que le quitas la vida para demostrar lo cabreado que estás con el mundo en general y con tu propia vida en particular.
Sé que a lo mejor es mucho pedir, pero me gustaría que diéramos la oportunidad de crecer y hacerse fuertes a los cinco nuevos árboles que desde ayer están plantados en el parque Gloria Fuertes, para que algún día, bajo su sombra, podamos pensar en que ya no son necesarios más actos de homenaje, más lecturas de manifiestos o más artículos como éste, porque hemos conseguido erradicar la vergonzante lacra de que el asesinato a sangre fría siga siendo un medio habitual de poner fin a una disputa o a un problema de convivencia entre una pareja. Pero mientras llega ese día, permítanme que aproveche para invitar a las mujeres que viven en una situación de incertidumbre, dolor o infelicidad, a que se atrevan a tener el coraje de apostar por vivir su vida. Que los árboles del miedo no les impidan ver el bosque de posibilidades que las rodea.
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