Rosario Soto
Portavoz del PP de Andalucía
Mañana, jueves, el Grupo Popular del Parlamento Andaluz pedirá a los parlamentarios que representan a todos los andaluces que voten en contra del tratado comercial con Marruecos que pretende establecer el Gobierno de Zapatero en contra de la opinión de muchos andaluces, entre los que hay que destacar a la propia consejera socialista de Agricultura, Clara Aguilera. No deja de ser revelador que la primera defensora de este acuerdo, claramente lesivo para los intereses del sector agrícola andaluz en general y el almeriense en particular, ha sido la hasta hace pocos días consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, la cordobesa Rosa Aguilar, reconvertida ahora en titular del ministerio que, inexplicablemente no de un modo específico, engloba entre otras las cuestiones agrícolas españolas.
El Partido Popular pedirá a los parlamentarios andaluces que expresen su negativa a un acuerdo que está pendiente de ratificación en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, por lo que es necesario que el Gobierno de España clarifique su posición. Y si esa posición no es negativa, me temo que el sector agrícola andaluz y almeriense afrontará un horizonte lleno de incertidumbres y problemas, puesto que se nos obligará a competir en condiciones claramente desfavorables con Marruecos. En este sentido se explica la visita de Javier Arenas, al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso y a los eurodiputados del Partido Popular en Bruselas, para trasladarle la preocupación de miles de andaluces por las consecuencias que traería la aprobación de este tratado, así como por las nuevas perspectivas financieras de la Unión Europea con Andalucía, que pueden provocar la salida de nuestra región como Objetivo 1 de la política comunitaria, lo cual podría agravar aún más la situación de nuestra Comunidad. La preocupación y el interés que demuestra el Partido Popular por la gestión de las decisiones europeas que afectan directamente a nuestra política agraria, contrasta poderosamente con la dejadez con la que la Junta de Andalucía contempla este horizonte de profundos y peligrosos cambios. El gobierno andaluz no se está tomando suficientemente en serio su presencia en Europa, ni sabe analizar los asuntos europeos en los que nos jugamos gran parte del futuro, del empleo y de las oportunidades para miles de empresas y familias andaluzas. ¿Qué tiempo dedican Griñán y los suyos a defender Andalucía en Europa? ¿Sabe acaso el señor Griñán dónde está Bruselas? Piensen ustedes que mientras que Javier Arenas ha tenido al menos cinco encuentros de trabajo en Bruselas y Estrasburgo para defender los intereses andaluces en Europa, ni Chaves ni Griñán lo han hecho. No tiene sentido, por tanto, tener una Oficina de la Junta de Andalucía en Bruselas y que no esté en la agenda del día a día del presidente de la Junta.
El Partido Popular pedirá a los parlamentarios andaluces que expresen su negativa a un acuerdo que está pendiente de ratificación en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, por lo que es necesario que el Gobierno de España clarifique su posición. Y si esa posición no es negativa, me temo que el sector agrícola andaluz y almeriense afrontará un horizonte lleno de incertidumbres y problemas, puesto que se nos obligará a competir en condiciones claramente desfavorables con Marruecos. En este sentido se explica la visita de Javier Arenas, al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso y a los eurodiputados del Partido Popular en Bruselas, para trasladarle la preocupación de miles de andaluces por las consecuencias que traería la aprobación de este tratado, así como por las nuevas perspectivas financieras de la Unión Europea con Andalucía, que pueden provocar la salida de nuestra región como Objetivo 1 de la política comunitaria, lo cual podría agravar aún más la situación de nuestra Comunidad. La preocupación y el interés que demuestra el Partido Popular por la gestión de las decisiones europeas que afectan directamente a nuestra política agraria, contrasta poderosamente con la dejadez con la que la Junta de Andalucía contempla este horizonte de profundos y peligrosos cambios. El gobierno andaluz no se está tomando suficientemente en serio su presencia en Europa, ni sabe analizar los asuntos europeos en los que nos jugamos gran parte del futuro, del empleo y de las oportunidades para miles de empresas y familias andaluzas. ¿Qué tiempo dedican Griñán y los suyos a defender Andalucía en Europa? ¿Sabe acaso el señor Griñán dónde está Bruselas? Piensen ustedes que mientras que Javier Arenas ha tenido al menos cinco encuentros de trabajo en Bruselas y Estrasburgo para defender los intereses andaluces en Europa, ni Chaves ni Griñán lo han hecho. No tiene sentido, por tanto, tener una Oficina de la Junta de Andalucía en Bruselas y que no esté en la agenda del día a día del presidente de la Junta.
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