Tiempos de ajustarse el cinturón y gastar suelas de zapatos

Luis J. Pasamar

Por fin puedo dedicarme a holgar felizmente una mañana que se presenta tan hermosa, que me animo a calzarme las gafas de sol y salir a disfrutar de la felicidad pausada de la primavera almeriense.

Disfruto del frescor de las calles del casco antiguo y me asaltan a flor de piel sensaciones que vienen desde mi infancia. Llego al Paseo y me dirijo inconscientemente hacia “El Café Español”, a dar un beso al abuelito, solía pasar las mañanas sentado en una de las mesas que había en la calle, me parece aún oír su toque de palmas y decir al camarero “traiga usted una leche merengada para el señoríto”, ante las miradas divertidas de sus amigos.

Eran tiempos de limonada y leche merengada.

Donde estaba el Café Español hay una entidad bancaria sin mesas en la puerta en las que poder tomar café o leche merengada, cruzo a la acera con sombra y me siento a la puerta de otro establecimiento a ver el trasiego de personas Paseo arriba, o Paseo abajo.

Me llama la atención un señor trajeado con un voluminoso portafolios en la mano y una agradable sonrisa, saluda y es saludad a su paso por muchas personas, y descubro sorprendido que se trata del Presidente de la Diputación, Juan Carlos Usero. Con paso diligente, pero sin correr, desaparece de mi campo visual Paseo arriba.

Me viene a la mente una anécdota. Durante la Segunda Guerra Mundial un general alemán que iba en su coche oficial rodeado de una cohorte de guardaespaldas y acompañado de un diplomático noruego, se sorprendió al observar a un señor que era saludado con respeto por todos con quienes se cruzaba mientras caminaba por la calle, al preguntar al diplomático éste le comentó que se trataba del rey de Noruega, ¿sin escolta?, preguntó el militar alemán: “cada uno de los que le saludan es su escolta, general”, le respondió el diplomático.

Salvando las distancias, me gusta saber que Juan Carlos Usero suele caminar para realizar sus desplazamientos por el centro de Almería, en tiempos duros como estos, es una imagen reconfortante, el recorte en el número de asesores de hace unos meses es otra medida reconfortante.

No puedo menos que recordar lo que escuché en algún medio sobre la dificultad de coordinar a escoltas y conductores en los desplazamientos de nuestro señor Alcalde, que además dispone de un número de asesores para su municipio,superior al de la Diputación para los 101 municipios restantes y hasta distantes de la provincia almeriense.

Son tiempos de ajustarse el cinturón y gastar suelas de zapatos.

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