Trino Tortosa
Galerista
Tras los supuestos acuerdos alcanzados en Sevilla, el PSOE almeriense parece aparcar las discrepancias entre críticos y oficialistas, según se desprende de la tranquilidad existente de cara a los comicios municipales de mayo próximo. Tanto la dirección provincial como el sector divergente son conscientes de la necesidad imperiosa que supone la unidad y el acercamiento constante y más aún en los momentos difíciles que atraviesa la economía del país y cuando las encuestas no les son nada favorables.
Si las intenciones de voto se mantuvieran como en la actualidad los populares gobernarían Almería, la Diputación y los municipios más poblados de la provincia, con lo cual perdería mucho peso la formación que lidera Diego Asensio.
De cualquier manera, Almería es una caja de sorpresas y no deberían dormirse los populares de Gabriel Amat en los laureles, hasta que no se despeje el enrarecido panorama político-económico almeriense hoy en espera de las posibles sentencias inculpatorias que se deriven de la llamada Operación Poniente y sus piezas separadas y de otras supuestas e imprevistas denuncias que pudieran aparecer dejando en entredicho la fiabilidad de cualquier dictamen que se haga por adelantado. De momento, sigue prorrogándose el secreto de sumario de la trama ejidense, cuestión que nos lleva a pensar en lo delicado del asunto y en los grandes esfuerzos que estarán realizándose desde la Judicatura hasta que concluya definitivamente el sumario y salga a la luz pública. Así que la situación sociopolítica aconseja prudencia y responsabilidad en todas las direcciones ya que nadie puede desviarse del objetivo fundamental que no es otro que el servir de la mejor manera los intereses generales de los ciudadanos/as recogidos en nuestra Carta Magna.
Quienes defienden sólo lo propio se estarán equivocando y harán un flaco favor a la ciudadanía y a la democracia por mucho poder e influencia que se tenga.
Si queremos mejorar el sistema no sería nada malo pensar en la inconveniencia que supone compatibilizar los negocios con la política ya que la información privilegiada, los dineros públicos y otros beneplácitos añadidos no pueden ser patrimonio sólo de los pocos que se encuentran en la mencionada situación. Ese binomio suele ser peligroso y tendría que corresponderse mejor, aunque muy lamentablemente, con los países de poco desarrollo, donde tantas injusticias y tropelías se cometen. Por desgracia hemos de reforzar en mayor medida la conciencia social para que los políticos se dediquen a la política y los empresarios a los negocios. Estoy completamente seguro de que otro gallo nos cantaría.
Si las intenciones de voto se mantuvieran como en la actualidad los populares gobernarían Almería, la Diputación y los municipios más poblados de la provincia, con lo cual perdería mucho peso la formación que lidera Diego Asensio.
De cualquier manera, Almería es una caja de sorpresas y no deberían dormirse los populares de Gabriel Amat en los laureles, hasta que no se despeje el enrarecido panorama político-económico almeriense hoy en espera de las posibles sentencias inculpatorias que se deriven de la llamada Operación Poniente y sus piezas separadas y de otras supuestas e imprevistas denuncias que pudieran aparecer dejando en entredicho la fiabilidad de cualquier dictamen que se haga por adelantado. De momento, sigue prorrogándose el secreto de sumario de la trama ejidense, cuestión que nos lleva a pensar en lo delicado del asunto y en los grandes esfuerzos que estarán realizándose desde la Judicatura hasta que concluya definitivamente el sumario y salga a la luz pública. Así que la situación sociopolítica aconseja prudencia y responsabilidad en todas las direcciones ya que nadie puede desviarse del objetivo fundamental que no es otro que el servir de la mejor manera los intereses generales de los ciudadanos/as recogidos en nuestra Carta Magna.
Quienes defienden sólo lo propio se estarán equivocando y harán un flaco favor a la ciudadanía y a la democracia por mucho poder e influencia que se tenga.
Si queremos mejorar el sistema no sería nada malo pensar en la inconveniencia que supone compatibilizar los negocios con la política ya que la información privilegiada, los dineros públicos y otros beneplácitos añadidos no pueden ser patrimonio sólo de los pocos que se encuentran en la mencionada situación. Ese binomio suele ser peligroso y tendría que corresponderse mejor, aunque muy lamentablemente, con los países de poco desarrollo, donde tantas injusticias y tropelías se cometen. Por desgracia hemos de reforzar en mayor medida la conciencia social para que los políticos se dediquen a la política y los empresarios a los negocios. Estoy completamente seguro de que otro gallo nos cantaría.
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