Director de La Cimbra
Mientras el Financial Times, el periódico de cabecera del empresariado europeo, salía a la calle con su editorial “Zapatero, desafiante en medio de las turbulencias” y su prestigiosa columna Lex debatía sobre si considerar a nuestro presidente “muy valiente o muy estúpido” al decir que los especuladores que atacan a España perderán hasta la camisa, ese mismo día, que fue ayer, Rodríguez Zapatero se reunía en La Moncloa con los presidentes de las 37 empresas más importantes del país. Objetivo: transmitirles a quienes representan más del 50 % del P. I. B. nacional que merece la pena confiar en España, en su situación actual y en su futuro.
No recuerdo una reunión como ésta en la historia reciente de España. Normalmente, quien acude a La Moncloa para estas cosas es el presidente de la CEOE , pero Zapatero ha aprovechado que los empresarios se encuentran en plena campaña electoral para hablar directamente con un grupo de ellos. La idea ha molestado a quien está en funciones de presidente de la CEO , Gerardo Díaz Ferrán, pero parece que a quien no ha molestado tanto es a los empresarios elegidos, que no ven en el ex-presidente de Viajes Marsans el mejor exponente de sus intereses.
Acabo de oír al presidente, al término de la reunión, y parece convencido de la idoneidad de su gestión. Les ha pedido a los empresarios esfuerzo inversor y confianza en la economía española. A cambio, se compromete a agilizar las reformas estructurales que ya ha anunciado -la de las pensiones es inaplazable- y adoptar otras que fueran precisas. Para ser más competitivos, para poder aumentar las exportaciones, para incrementar la productividad y reducir el desempleo es necesario, dice el presidente, completar la reforma del sistema financiero e incentivar nuevas inversiones mediante desgravaciones fiscales adicionales.
Rajoy, minutos antes, ha restado importancia al acto. Sin salirse de su guión habitual ha dicho que “El problema de España es Zapatero”. Y mucha gente -mucha, mucha- cree que tiene razón. Otra gente –también mucha, mucha- considera que podría arrimar el hombro un poquito más.
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