Periodista
Los alumnos andaluces tienen un rendimiento en ciencias, matemáticas y lectura inferior a la media nacional, según reflejan las conclusiones del Informe PISA que ha sido dado a conocer hace unos días. En este estudio internacional participaron 65 países y en él se analiza la compresión lectora de los alumnos y su capacitación en materias de ciencia y matemáticas. Por precisar un poco, se trata de un trabajo que revisa y compara los conocimientos, las aptitudes y las competencias que son relevantes para el bienestar personal, social y económico, así como la capacidad de los estudiantes de poder entender y resolver problemas reales a partir de la aplicación de conocimientos. Pues bien, en este amplio catálogo de evaluación los andaluces estamos, también, a la cola. A ver si ahora las autoridades de la Junta de Andalucía disparan las habituales andanadas contra los autores del informe, acusándoles de haber insultado gravemente a nuestra realidad nacional y de haber faltado al respeto de nuestros jóvenes y jóvenas.
El caso es que después de treinta años de gestión y desarrollo educativo de la Junta de Andalucía y tras tres décadas de enseñanza imparable, resulta que las jóvenes generaciones de andaluces están incapacitadas para competir ventajosamente con las del resto de España. Aquí ya no hay herencias ni deudas históricas. Tenemos lo que hemos hecho; ni más ni menos. No basta con regalar ordenadores o decir que las aulas prefabricadas son comodísimas. Se trata de asumir el fracaso de un modelo y de poner los medios para evitar tener que seguir viendo en las series de la tele que las chachas y los camareros tengan siempre acento andaluz.
El caso es que después de treinta años de gestión y desarrollo educativo de la Junta de Andalucía y tras tres décadas de enseñanza imparable, resulta que las jóvenes generaciones de andaluces están incapacitadas para competir ventajosamente con las del resto de España. Aquí ya no hay herencias ni deudas históricas. Tenemos lo que hemos hecho; ni más ni menos. No basta con regalar ordenadores o decir que las aulas prefabricadas son comodísimas. Se trata de asumir el fracaso de un modelo y de poner los medios para evitar tener que seguir viendo en las series de la tele que las chachas y los camareros tengan siempre acento andaluz.
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