Periodista
Me acaban de regalar un librito muy oportuno que resulta clarificador sobre algunos de los males que nos aquejan. Se titula “Algo va mal” y su autor es Tony Judt, recién fallecido a los 62 años de edad. Me atrapó desde la primera línea y la primera cita:
“Mal va el país, presa de inminentes males, cuando la riqueza se acumula y los hombres decaen”
(Oliver Goldsmith, The Desert Village, 1770)
Fuente: Encuesta de la Fundación SM
Coincidiendo con su lecura, he visto en la prensa los resultados de una encuesta (que copio y pego aquí mismo) que me llamó la atención.
Tal resultado me ha generado varias preguntas y algunas reflexiones y conversaciones de sobremesa con mis hijos y con vecinos jóvenes.
Ahí van algunas de ellas:
¿Es cierto que los jóvenes son hoy más pesimistas de lo que pudimos serlo nosotros a su edad?
¿Es, acaso, una prueba de su mayor inteligencia o de su mejor formación e información?
¿Son los jóvenes más inteligentes y están mejor informados y formados que los viejos?
¿Por qué son o dicen ser tan pesimistas?
¿De qué se quejan?
¿Quien es responsable de la actitud pusilánime y el comportamiento resignado de muchos jóvenes?
¿Hay o debería haber alguna solución aceptable para aliviar su pesimismo?
¿Tienen razones válidas para sentirse tan pesimistas?
La encuesta me recordó, de pronto, la finura del comunista italiano Antonio Gramsci, autor de “Cuadernos de la Cárcel” – un libro obligado para los jóvenes antifranquistas del 68 y del que me deshice hace años- cuando analizaba el “optimismo de la voluntad” frente al “pesimismo de la inteligencia“.
Este mismo recuerdo tiene relación, a mi juicio, con la forma en que los jóvenes ven hoy el mundo que les rodea y el papel que les corresponde para cambiar lo que no les guste de ese mundo.
Estoy casi seguro de que ninguno de mis tres hijos (de 32, 26 y 22 años y con educación superior) ha oido hablar jamás de Gramsci.
Desde luego, creo que no les hace falta para cambiar el mundo que les estamos dejando y les ha tocado vivir.
El País dedicó una doble página a la encuesta que resumió con este sumario, a cuatro columnas:
“El joven español tiene una opinión “deplorable” sobre los políticos y la Iglesia, pero los acepta con resignación./ Por primera vez, esta generación teme vivir peor que sus padres”
Y con este titulo:
Derrotados, no rebeldes
La juventud, más pesimista que nunca
La lectura de tal información me refrescó también las disquisiciones de Zabalita (el prota de “Conversación en La Catedral“, de Vargas Llosa) sobre “cuándo se jodió el Perú“. Y me hizo preguntarme:
¿Cuando se jodió la juventud española?
Escribe Tony Judt:
“Gracias a nuestras conversaciones de sobremesa me di cuenta realmente de lo mucho que a la juventud de hoy le preocupa el mundo que le hemos legado y los medios tan inadecuados que le hemos proporcionado para mejorarlo”.
Tengos mis dudas, que también son fruto, escasamente científico, de las conversaciones de sobremesa con mis hijos o de las tutorías con mis estudiantes de Ciencias Empresariales.
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La pregunta que lanzo desde el titulo de esta entrada da para un blog monográfico. Sin embargo, aunque el espacio que nos ofrece Internet parece ilimitado, la paciencia del lector tiene sus límites. No quiero abusar de ella al explorar, siquiera superficialmente, cuando y por qué se jodió la juventud española. Y, naturalmente, todo lo contrario. A lo mejor, la juventud española está mejor que nunca y los mayores somos unos masoquistas de aquí te espero…
¿No estaremos cayendo en la trampa balsámica generacional de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”?
¿Como eran y qué decían las encuentas sobre la juventud española de los años setenta del sigo pasado?
¿Ocurre este fenómeno sólo en España o es una tendencia mundial?
La encuesta abre un interesante debate sobre el pasado y el futuro de nuestro país. O sea, sobre los jóvenes de antes y los de ahora.
El padre de Mafalda solía repetir machaconamente “cuando yo tenía tu edad…”
Si mal no recuerdo, fue Mafalda quien le replicó:
“Papá, tú nunca has tenido mi edad”
(Continuará)
—
P.S. Pues resulta que recordé mal la frase que ayer atribuí a Mafalda y me han corregido el error por teléfono. Hay otras frases de Mafalda parecidas sobre padres e hijos, jóvenes y viejos, inspiradas por la que yo le atribuí erroneamente. Pero la de “Tú nunca tuvistes mi edad” no es de Quino (el autor de tira) sino de Action en “West Side Story”. El camarero de la taberna neoyorquina reprocha a los irlandeses que se peleen con los portorriqueños por el control de un un trozo de calle y les dice:
“Cuando yo tenía vuestra edad…”
Action le replica enfadado:
“Ya estoy harto de que mi padre, mi madre, tú y todo el mundo me diga “cuando yo tenía tu edad…”. Vosotros nunca tuvisteis mi edad”.
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