29 de enero de 1933: una fecha para recordar

Francisco García CaroPresidente de la Plataforma por Andalucía Oriental


El próximo 29 de enero, los demócratas de Andalucía Oriental tenemos un motivo para celebrar.  Ese día se cumplen 78 años del abandono de la Asamblea de Córdoba por parte de los asistentes almerienses, granadinos y jiennenses. Esos asistentes, de los que todos deberíamos sentirnos orgullosos pese al olvido circunstancial e interesado en el que han caído, eran legítimos representantes de los intereses de nuestra tierra. Estamos hablando de presidentes de diputaciones, diputados a Cortes, alcaldes, concejales, representantes de Cámaras de comercio, etc. que reivindicaban la Mancomunidad Regional de Andalucía Oriental y entendieron que a nuestras provincias orientales no les convenía lo que en esa asamblea se fraguaba. Desde una perspectiva nada ortodoxa para la oficialidad andaluza pero respetuosa con la historia, hagamos un breve repaso por hechos que marcaron a Andalucía Oriental:
En febrero de 1924 la Diputación de Granada aprobó el Proyecto de Estatuto de Autonomía para Andalucía Oriental, Mancomunidad que iban a integrar Almería, Granada, Jaén y Málaga y que constituiría el gobierno de esta Región española. Unos años después la Diputación de Sevilla, con la colaboración de Blas Infante, trató de constituir otra Mancomunidad, con su estatuto, para las ocho provincias. A tal efecto, y tras constatar el escaso ambiente regionalista andaluz, la asamblea tuvo lugar del 29 al 31 de enero de 1933.
Con vistas a la asamblea andaluza, a mediados de enero de 1933 en Almería se notaba pasividad hacia la autonomía andaluza e indiferencia hacia su estatuto. La posición de la Diputación y el Ayuntamiento almerienses era partidaria de dos regiones, occidental y oriental, estando ésta formada por Almería, Granada y Jaén, “en cuyo caso sí están garantizados nuestros intereses”, como señaló el concejal de Almería señor Limones.
La posición de la sociedad granadina se basaba en la inexistencia de una conciencia andaluza, indisolubilidad de España, reivindicación de Andalucía Oriental, crítica al centralismo sevillano y la defensa de la capitalidad regional granadina. El Ayuntamiento propuso una Andalucía Oriental a la que Málaga no se adhiere. En abril de 1932 alcaldes granadinos concluyeron que en Andalucía no existe un espíritu con las características diferenciales necesarias para constituir una autonomía de ocho provincias: la “artificiosa y no sentida mancomunidad andaluza”. Para ellos la región de Andalucía Oriental era “una realidad histórica, geográfica y administrativa”. En enero de 1933 las circunstancias económicas y sociales restaban importancia al asunto andaluz.
La Diputación de Jaén, a propuesta sevillana, realizó en junio de 1931 una campaña de propaganda andalucista que evidenció la indiferencia y hostilidad jienenses a la autonomía andaluza. En abril de 1932 a la Asamblea Provincial para el estatuto andaluz faltaron todos los alcaldes, y los escasos asistentes no se pusieron de acuerdo. La Sociedad Económica de Amigos del País manifestó que con ese estatuto “se pone de relieve el desconocimiento de la realidad étnica, geográfica y económica”, añadiendo que “el estatuto no tiende hacia la descentralización sino a la centralización (en Sevilla)”, postura compartida con el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio jienenses. En enero de 1933 el periódico Democracia recogió opiniones en contra de la región de ocho provincias y de Sevilla como capital. La opción oriental se consideró “la más conveniente a nuestros intereses”. La mayoría de los municipios jienenses eran contrarios al estatuto de Blas Infante. El Ayuntamiento de Jaén alegó ausencia de espíritu andaluz, falta de conciencia autonómica y falta de convencimiento para una mancomunidad andaluza.
En una reunión de la Diputación de Almería el 27 de enero de 1933 se aprobó una Memoria del Ayuntamiento a favor de la Mancomunidad de Andalucía Oriental. Se acordó proponer en Córdoba la división de Andalucía en dos regiones, estando la oriental formada por Jaén, Granada y Almería. La delegación del Ayuntamiento almeriense se trasladó a Granada y a Jaén para cambiar impresiones con representantes de ambas ciudades “que aceptaron ese criterio”.

El 27 de enero de 1933, en sesión del Ayuntamiento de Granada, el concejal señor Morenilla afirmó que “a Granada no le interesa la pretendida mancomunidad andaluza, cuya iniciativa parece haber surgido en Sevilla con el ánimo de sanear la economía de aquella población destrozada con la Exposición (de 1929), y cuyas consecuencias pretenden extenderlas hacia nosotros”. El 28 de enero las fuerzas institucionales, económicas y sociales granadinas acordaron acudir a Córdoba contra el estatuto andaluz por considerarlo “improcedente” y que Granada recabe la Federación de las provincias de Andalucía Oriental “constituyéndose en región con Almería y Jaén”.
El 29 de enero, durante la Asamblea, Huelva quedaba fuera de la occidental uniéndose a Extremadura como manifestaron órganos onubenses. El granadino Carlos Morenilla calificó de ilegal la convocatoria de la Asamblea, pues las Comisiones Gestoras “no tienen autoridad para ello en cuanto no son de elección. Por la Agrupación Socialista granadina el señor Carreño dijo: “Sometido el asunto que se debate a la Agrupación Socialista, ésta se ha pronunciado unánimemente contraria al estatuto (…) no hay problema autonómico, y caso de que se estimara lo hay, entonces hemos de tender a que haya una región, Andalucía Oriental, con la capitalidad en Granada, pues así es de justicia y nos pertenece en derecho”. El representante jienense de la Económica dijo “Ahora no existe esa conciencia que es necesaria para determinar cómo ha de ser la estructura de la Andalucía autónoma, si una región, o dos, o doce”. Y añadió “Jaén no se siente andaluza”. Los demás representantes jienenses le apoyaron. El concejal granadino Carlos Morenilla presentó una propuesta para dar por terminada la asamblea y decidir después entre autonomía única, doble o simples mancomunidades para obras y servicios, propuesta rechazada por varios representantes sevillanos entre ellos Blas Infante quién habló de “residenciar a las provincias disidentes”. En la votación de aplazamiento de la asamblea participaron asistentes sin representación legal. Además la Mesa impuso votar por puesta en pie cuando la mayoría de los asistentes eran gaditanos, sevillanos y cordobeses. Esas condiciones junto al resultado, que rechazaba el aplazamiento del estatuto andaluz, motivó que la mayoría de los delegados de Jaén, Granada, Almería, Málaga y Huelva abandonasen la asamblea.
En junio de 1936 el Ayuntamiento de Granada en pleno municipal acordó mantener la necesidad de las dos entidades regionales y los derechos de Granada a la capitalidad de Andalucía Oriental. Quienes reivindicaron la Mancomunidad Regional de Andalucía Oriental fueron víctimas de la Guerra Civil y la dictadura, pero el espíritu regionalista de Andalucía Oriental continuó y se mantiene vivo.
A la salida de la dictadura nos topamos con el mismo intento sevillano: crear una comunidad a su imagen y semejanza. En 2007 colocaron un estatuto reformado que en su Preámbulo ningunea la voluntad de aquellos representantes. Se ha falseado la historia por capricho y se priva a nuestra tierra de una administración propia. ¿Dónde quedó el sentimiento unánime de nuestros abuelos en 1933? Reflexionemos sobre la conveniencia de continuar o no bajo la actual autonomía, y hagamos extensivo este espíritu a nuestro entorno social.

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