Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
Cuando a primera hora de la tarde del pasado 3 de enero recibía la noticia de la muerte del padre Huelin, quedé embargado por un profundo sentimiento de dolor al igual que otros muchos almerienses a los que este hombre ejemplar ayudó a ser más felices. Querido Carlos, nadie como tú para llegar al corazón de las personas porque te entregabas sin pedir nada a cambio. Contigo, querido amigo, se podía hablar de todo ya que lo que te importaba era la persona misma del ser humano a imagen y semejanza de las enseñanzas de ese Evangelio divino y humano que tú transmitías y lograbas que penetrara dentro de nosotros con toda naturalidad. Por todos los rincones, con tu forma de ser y hacer, ibas haciendo cristianos hasta entre los no creyentes ya que convencías con el ejemplo.
Cuando predicabas la palabra de Dios en la Iglesia lo hacías de una forma tan cercana que nos parecías un auténtico padre bueno, cariñoso y comprensivo. ¿Qué vamos a hacer sin ti?, nos preguntábamos miles de personas aquella larga noche del 3 al 4 de enero. Tú has dejado una huella imborrable y, como decían muchos de tus feligreses de Los Almendricos, Piedras Redondas y del Barrio Araceli, conseguías con tu sonrisa limpia y sencillez solidaria alimentos, medicinas y lo que hiciera falta para tanta gente necesitada. Es verdad, amigo mío, que contigo muere el último jesuita del linaje de los Huelin, ese apellido con tan marcado acento malagueño, que plantó en esa tierra en 1770 un inglés de Southampton llamado William Huelin, probablemente descendiente de uno de los hugonotes que huyeron de Francia tras la masacre de calvinistas en la noche de San Bartolomé de 1572. Tú llegaste a Almería hace ya más de nueve años, después de más de 45 años de servicio y entrega en tierras como Sevilla y Málaga, para dedicarte a los más necesitados desde la Parroquia de San Ignacio de Loyola allá en los barrios del extrarradio almeriense.
Precisamente me hablabas de que los Jesuitas cumplían 100 años de su llegada a Almería y, como tú me explicabas con entusiasmo, fue un 24 de enero de 1910 cuando llegaron los Jesuitas fundadores : El Padre Manuel María Morgado y el Hermano Juan De La Cruz Soriano. Este último era Arquitecto y había dirigido ya las obras del Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo de Chamartín de la Rosa en Madrid y el de San Estanislao de Miraflores de Palos en Málaga. Ambos fueron alojados en una casa de planta baja, propiedad de la Compañía de María, en la calle San Leonardo nº 3 (frente al actual patio de Bachillerato del Colegio) y comían en el recibidor del Convento de Obispo Orberá. Manuel Morgado colaboraba en la confesiones y los sábados daba clases de catecismo a las alumnas del Colegio e incluso celebraba tanto las fiestas de Carnaval como de Cuaresma. Tenían estos Jesuitas tanto carisma que consiguieron formar un grupo de hombres (familiares tanto de las niñas como de las antiguas alumnas) para hacer Ejercicios Espirituales y celebrar Eucaristías en la Iglesia del Colegio. Este hecho representó una auténtica novedad en la Almería de la época. En Junio de 1910 llegaron dos religiosos más: El Padre Victoriano Salmón y el Hermano Antonio Meseguer. El primero era escultor y ya era autor de la escultura de la Virgen del Recuerdo del Colegio de Chamartín. El Padre Salmón decoró la nueva Iglesia de los Jesuitas y comenzó haciendo una imagen de San Ignacio, copia de otra que había tallado anteriormente para el Colegio de Lima en Perú. El Superior les encomendó la Parroquia de San Sebastián, donde hicieron una gran labor. Al fin, el 1 de Octubre de 1910, se trasladaron a su nueva Casa cuyas obras habían finalizado por completo. Las Religiosas les regalaron un altar para la Capilla doméstica con Sagrario dorado y una hermosa imagen del Corazón de Jesús. Es el momento en que la Comunidad aumenta con la llegada de otros tres Padres: Juan Picazo, José Manuel Ricardo y Ruiz Cobos como Superior. “El 30 de Octubre, al mes de instalados en su Casa, moría repentinamente el Padre Salmón. Le dio un vómito de sangre y en él se quedó. Dejaba muy adelantada la obra del retablo y decoración de la Iglesia , que no vio terminada. ¡Juicios de Dios! Fue enterrado en el Panteón de la distinguida dama Dª Josefa Padilla, viuda de Gay, que lo solicitó, teniéndose por muy honrada de tener en su Panteón familiar al primer Jesuita que moría en Almería.” Pues bien, Carlos Huelin, como aquel primer Jesuita, forma parte ya para siempre de la historia de nuestra ciudad como uno de sus más ilustres misioneros. ¡Gracias por tu ejemplo!
Padre Carlos te ecgaremos muchísimos de menos,esta notica me ha matado...
ResponderEliminarTe queremos Carlos!
Una pérdida enorme, y difícil de asumir. Deja un hueco enorme en Almería y en la Compañía de Jesús.
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