El aquarium

Kayros
Periodista


No soy especialista en mercados financieros pero tal vez les suene a ustedes las trampas sub prime de Madox y su falsas ingenierías bancarias. La crisis no vino por un agotamiento de los recursos del planeta como materias primas, etcétera. Tampoco podemos decir que los falsarios sean legión. De modo que resulta una dolorosa ironía que los niños almerienses se queden sin Aquarium por culpa de una crisis que ellos no entienden. Acabo de leer la versión oficial del asunto del cierre. Hablan, por un lado, de la necesidad de reformas en las instalaciones, y por otro, que cada año hay menos visitantes. ¿Pero qué es lo que se habían propuesto en esta clase de servicios? ¿Hacer negocio con un instrumento educativo de recreación y de ocio?

Los niños de Almería, que no entienden de crisis, no podrán explicarse nunca la razón oculta del cierre del Aquarium de Roquetas. “Mamá, ¿cuándo vamos a ver los peces?”, dirá algún pequeño que ha sido bueno y merece el premio prometido. La madre buscará suavemente alguna evasiva para contentar al niño sin demasiado conflicto familiar, aunque es probable que no le diga toda la verdad. Según la información disponible, lo que parecía un cierre provisional, es ya definitivo; y no por reformas, sino por falta de apoyo de los socios que aportaban dinero. Lo que se hizo bajo el aura de prosperidad y de esplendor recaudatorio -eso al menos decían los cantores de Amat- se viene abajo. Roquetas, polo de atracción del gran turismo extranjero, refugio último de indalianos en apuro, esperanza de las Jornadas del Siglo de Oro, cuna de los cursos universitarios de verano, sitio de peregrinación para taurófilos discutidos y discutibles, acaba de entrar en la sordidez de quitarle a los niños lo que para ellos representaba unas vacaciones en el mar dentro de un mar de vacaciones. Todo por la retirada de la subvención alimenticia que suele acompañar a esta clase de servicios culturales.
(La Voz de Almería)

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