Comentarista político
La absorción de la empresa Elsur por el Ayuntamiento que la fundó induce a la sospecha y no a la solución que es justamente lo que debería producir, por cuanto quien ahora se brinda como salvador hasta ahora ha sido el inquisidor.
La problemática que padece Elsur no es nueva. De ahí la desconfianza y la cautela generalizadas con que se ha acogido la decisión de Juan Enciso de absorber la empresa que dirige y llama poderosamente la atención que toda la ayuda recibida sindicalmente esté siendo por parte de CCOO, como si UGT no existiese y CSIF no tuviese implicación en el sector público. Resulta sumamente sospechosa la inexistencia de UGT en la resolución de la problemática que aqueja a los 366 trabajadores, mucho más que la ausencia de CSIF en una empresa pública.
Con independencia de la sensibilidad laboral de que se dote a cada organización sindical, debido al momento en el que Elsur se ha incorporado a la gestión estrictamente pública todo parece indicar que se trata de una argucia política ante las elecciones municipales, 'el conejo que Juan Enciso se ha sacado de la chistera”.
Resulta obvio que la existencia de voluntad de resolución de la problemática que padece Elsur hubiese conducido hace tiempo a la absorción de la empresa y de esta manera se podría haber evitado la tensión social que han generado estos problemas laborales y que están padeciendo subsidiariamente los ejidenses, que solidariamente están asumiendo como propios. Y aquí justamente es donde hay que encontrar las claves para justificar la intervención de Elsur, una absorción que se ha cuidado bien Juan Enciso de que sea temporal, todo indica que hasta las elecciones municipales e irresponsablemente someter la empresa a los vaivenes políticos cuando han sido el alcalde y sus amigos los responsables directos.
Nadie duda de que Juan Enciso es un auténtico animal político, que defiende públicamente lo que en privado detesta y ataca inmisericordemente, capaz de 'sacarse sacarse conejos de la chistera' ante dificultades electorales. Sonoro fue la contratación de un grupo músico-vocal señero en las pasadas elecciones municipales a un precio prohibitivo cuando las arcas municipales no estaban tan boyantes. De nada importaba, y ahora cuatro años después entendemos el porqué, que las arcas municipales no admitiesen esos gastos superfluos y multimillonarios sin objeción alguna por los técnicos municipales que tenían la obligación de hacerle las pertinentes observaciones.
Ahora, cuando las encuestas ya detectan el declive del 'encisismo', se hace la misma composición que nos veníamos haciendo algunos observadores políticos, entendiendo que electoralmente le estaba minando más Elsur que la Operación Poniente, que por cierto a los investigadores policiales y/o judiciales que les ponen nombre a estas operaciones policiales hay que ponerles un 'cero patatero' porque se ha quedado en Operación Ejido, de la que mientras sale el juicio y se dicta sentencia judicial le ofrece margen para afrontar con cierto éxito la reelección como alcalde pese a la incertidumbre de los dos o tres sondeos de opinión.
En síntesis, electoralmente Elsur es más nocivo para Enciso que el Caso Poniente y ello le ha abocado a catalogar, aunque solo sea temporalmente, como empleados públicos a los trabajadores de esta empresa.
De este modo, Juan Enciso desea conseguir un cierto sosiego social ante el 22-M e incluirlos en las nóminas del ayuntamiento estos cinco meses, para después dejarlos ante el criterio de los nuevos gobernantes y si él resultara reelegido conocida es su posición respecto a esta empresa por lo que resultaría agradable una acción en contra.
En cualquier caso, la absorción de Elsur supone un punto álgido para la solución de sus problemas, pese a que vienen predeterminados por la propia filosofía empresarial que inspiró su fundación. Pero ello no debe ser óbice para la resolución de su problemática, ya que detrás de esos números se encuentran centenares de ejidenses cuya calidad de vida depende del futuro de la empresa. Centenares de personas que fueron y están siendo, como en el caso que nos ocupa, utilizadas para los más diversos menesteres y fines por el poder político y que ahora no pueden ser infravalorados y dejarlos a su suerte.
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