El Paseo de Colombine

Fausto Romero-Miura Giménez

Abogado

El Ayuntamiento de Almería ha hecho pública su intención -no sé si acuerdo- de dar el nombre de Colombine al Paseo Marítimo de la ciudad, uno de sus espacios más felices y frecuentados. Y, yo, lo celebro, por lo que tiene de reconocimiento y homenaje a una mujer almeriense -literalmente- ejemplar.

Colombine (1867-1932) nació -y se sintió siempre- de Almería, y un buen día se puso el mundo por montera, rompió con su marido -vivió una larguísima historia de amor con Ramón Gómez de la Serna- y se dedicó a volar sobre ese mundo, que recorrió entero, hasta el extremo de convertirse en la primera mujer corresponsal de guerra.

Quizá entonces aprendió lo necesario para la que emprendió, durante las tres primeras décadas del siglo XX, en defensa de la igualdad de la mujer, en lo legal, en lo social y en lo político, especialmente en pro del voto femenino, pues fue Carmen de Burgos la primera sufragista española; como fue otro almeriense, Nicolás Salmerón, el primer español que solicitó formalmente en el Congreso la abolición de la pena de muerte.

Colombine fue una escritora de inmensa cultura, guiada por un anhelo de modernidad y de justicia social, muchas de cuyas propuestas son hoy normas reconocidas; una verdadera polígrafa y la primera mujer redactora de un periódico, con columna fija; y presidió organizaciones feministas nacionales e internacionales.
Pese a que Carmen de Burgos fue un personaje apasionante, desgraciadamente, sigue siendo poco conocido en Almería, tan dada al olvido. Que el Paseo Marítimo lleve su nombre supone rescatarla del olvido y brindarle un homenaje, eterno, de reconocimiento.
(Publicado en La Voz de Almería. Autorizada su reproducción)