Senador por Almería y secretario provincial del PSOE
El sabio dicho que asegura que el tiempo pone las cosas en su sitio se ha cumplido una vez más. Después de un año en el que el Gobierno de España ha tenido que escuchar todo tipo de críticas a su política económica, los datos de cierre del ejercicio confirman que en 2010 se ha hecho un buen trabajo y que la salida de la crisis ya está cerca.
Como socialista, me alegra comprobar que los que arremetieron contra el Gobierno nunca pusieron en duda su afán por proteger a los ciudadanos más desfavorecidos. Ni siquiera los adversarios políticos tenían dudas. El Gobierno supo desde un principio que la salida de la crisis debía ser social y puso todo su empeño en salvaguardar, por encima de todo, ese Estado de Bienestar que tanto tiempo nos ha costado conseguir. La ayuda extraordinaria de los 426 euros, el respeto a la subida del IPC en las pensiones y tantas otras medidas de carácter social que se pusieron en marcha son garantía suficiente de que para el Gobierno, los ciudadanos siempre han sido lo primero.
El ya terminado 2010, que según muchos analistas ha sido el año en que la crisis ha tocado fondo, trajo sin embargo duras críticas a la labor del Gobierno de España por la supuesta inestabilidad de nuestra economía, basada en las cifras de déficit público. Desde el primer momento el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero dejó claro que ese déficit había sido necesario porque los primeros momentos de la crisis necesitaron de una fuerte inversión para asegurar la protección social y para mitigar en la medida de lo posible la destrucción de empleo. También dijo el Gobierno que la evolución de la economía, que ya daba muestras de estabilización, permitía entonces iniciar un trabajo de reducción del déficit público, que ahora ha dado sus frutos.
Los datos conocidos en los últimos días confirman que el Gobierno sabe lo que hace. A finales de noviembre, el Estado registró un déficit de 38.765 millones de euros, equivalente al 3,68 % del PIB. En sólo un año, el déficit se ha reducido en un 46 %.
Esa reducción ha sido posible gracias a la estabilización de la economía, pero también gracias a las medidas implementadas por el Gobierno para aumentar los ingresos impositivos (IVA, IRPF e impuestos especiales), que crecieron en ese mismo periodo un 11 %.
Pero hay más. Tal y como pronosticó el Gobierno en su momento, las medidas de apoyo a los bancos por la crisis no sólo no han costado un euro a los ciudadanos, sino que hasta el momento han permitido el ingreso en las arcas públicas de 3.000 millones de euros en concepto de intereses. Por otra parte, hasta el mes de noviembre la Seguridad Social registró un superávit de 11.100 millones de euros, un resultado muy notable conseguido gracias a la contención en los gastos.
A estas alturas, y a falta de los datos de diciembre, podemos celebrar que el Gobierno haya conseguido terminar el año con superávit, como había prometido. La Seguridad Social ha conseguido capear el temporal del año más duro de la crisis, sin renunciar al incremento del gasto en prestaciones: un 4 % más en pensiones, mayores prestaciones familiares para quienes se han visto más duramente golpeados por la crisis y mejores prestaciones por maternidad, paternidad, riesgo para el embarazo y riesgo para la lactancia.
Este balance positivo permite también, con cargo al ejercicio de 2010, que la Seguridad Social abone en enero una paga de desviación de la inflación, tras haber pagado puntualmente la paga de Navidad. Así que empezamos 2011 con una excelente noticia: el pronóstico del PP de que la Seguridad Social entraría en déficit en 2010 se ha evidenciado absolutamente fallido. Tenemos razones para la confianza.
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