Periodista
La Gran Muralla constituye para China algo más que un monumento o el recuerdo de un espléndido pasado histórico. Para los chinos, esa colosal obra de ingeniería que atraviesa piedra a piedra medio continente asiático es un motivo de orgullo nacional y una considerable fuente de ingresos por su capacidad de atraer a turistas de medio mundo.
¿Y qué tiene eso que ver con Almería? No se trata sólo de que esta construcción es la única que, junto al mar de plástico del Poniente almeriense, puede verse a simple vista –o eso aseguran- desde la luna. Lo que quiero decir es que ningún ingeniero, arquitecto o responsable político chino habría sido tan lunático de diseñar o autorizar que alguno de los lienzos de esta magna fortificación hubiera sido restaurado del mismo modo en que la Junta de Andalucía acaba de “reparar” una parte de la Muralla de San Cristóbal, poniendo unas planchas de hierro oxidado encima, que es algo así como mezclar la ortopedia con la arquitectura.
Desde la Junta aseguran que la actuación responde a los parámetros técnicos autorizados y que todo se ajusta a la norma. Pues se ajustará a la perfección, pero no me imagino semejante despliegue de creatividad en alguna de las murallas de la Alhambra, ni mucho menos en la Muralla China, más que nada porque los chinos tienen un carácter muy suyo y a los chulos del diseño los envían a una penitenciaría de reeducación estética a picar piedra.
Sirvan estas líneas para mostrar mi estupefacción por el alarde de desparpajo que ha supuesto semejante implante sobre el lienzo de muralla almohade más importante de España después de la cuidadísima y respetadísima Alhambra de Granada.
Por cierto que si tan válidos, modernos y rompedores son estos criterios restauradores por parte de la Junta de Andalucía, bien los podrían haber usado para las obras de remodelación de su querido palacio de San Telmo. Sin embargo para su Casa estos señores escogieron un elemento tan clásico y predecible como el mármol de Carrara. Claro que sí: los experimentos, mejor en Almería.
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