Malas noticias

José Fernández

Periodista

Lo siento, pero tengo dos malas noticias y ninguna de ellas es la carita de Segunda División que se le está poniendo al Almería.

La primera es que los papelitos arrugados que está encontrando últimamente por los bolsillos de su fondo de armario son facturas que acreditan el trasiego que ha tenido su tarjeta de crédito durante estas navidades. Puede tirarlos, hacerlos pedazos o apartarlos de su vista como si fueran cálices rebosantes de cicuta, pero si tiene la paciencia de reunirlos, desdoblarlos y sumarlos, le va a salir una cifra de lo más curiosa que su entidad bancaria le ha cargado ya en cuenta sin tener la más mínima consideración sobre su estado de repentino arrepentimiento. Los restaurantes que frecuentó y las tiendas que recorrió le envían todo su cariño y un fuerte aplauso… pero usted es el que paga.

Y como los propósitos de enmienda no sólo afectan a la situación financiera sino que también encuentran un amplio campo de actuación en la materia sanitaria y estética, he aquí la segunda mala noticia: las lorzas que se acumulan a base de homenajes y festivales culinarios no se retiran de su panículo adiposo así como así. Sí, ya sé que hay un par de anuncios de esos productos milagrosos que le han tocado la fibra después de consultar la báscula, pero me temo que para hacer regresar a la aguja a donde solía no va a bastar con la cajita de pastillas que acaba de comprar en el súper. Así que prepárese a cerrar el pico y a recordar con nostalgia las mesas navideñas. Piense que pasando hambre se ahorra y no se está para pensar en otras calamidades como, por ejemplo, el nebuloso futuro del Almería.