Rafael Leopoldo Aguilera Martínez
Debido a la gran preocupación que existe en una parte de la sociedad española no aletargada por las proclamas políticas gubernamentales, de cómo quedará redactada la Ley de Libertad Religiosa, se nos viene al cerebelo, a la poca que nos queda, de sapiencia y sabiduría, reducida a mínimos de electores pasivos, floreros, palmeros o introductores de papeletas de voto, la situación de persecución religiosa que sufrió la Iglesia católica en toda España, donde fueron asesinados vilmente muchos cofrades, por “oler a cera” (Mártires de Turón), desde la proclamación de la República el día 14 de abril de 1931 y hasta el día 1 de abril de 1939, con la finalización de la guerra “incivil”.
Sí la Ley de Memoria Histórica no tuvo en cuenta el cerrar las cicatrices del odio y el rencor, que parecían ya olvidados en el limbo de la historia contemporánea, allá por los años de la Transición; qué pasará con la nueva Ley de Libertad Religiosa. ¿Veremos algún sacerdote, obispo, religioso/a o laico/a declarando ante la Audiencia Nacional?, o les bastará con prohibir el culto litúrgico en la Basílica del Valle de los Caídos, reducir nuestras Estaciones de Penitencia a las Sacristías, prohibir la asistencia a los miembros de la Fuerzas Armadas y el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil a las procesiones…
En la etapa Republicana, en ambas, con su anticlericalismo y antireligiosidad, pretendían descristianizar a España, por lo que fueron directamente a atacar a la Iglesia Católica con el asesinato ignominioso de sacerdotes y obispos (Beato Diego Ventaja), laicos, la prohibición del culto público (procesiones de Semana Santa, Corpus Christi, etc.), el sacrilegio a las Iglesias (Parroquia de Santiago Apóstol), la quema de imágenes sagradas (La Soledad, Cristo de la Escucha, El Nazareno, La Amargura, Santo Sepulcro, la Virgen de los Dolores....), etc.
Y llama la atención que actualmente quienes reciben este antagonismo beligerante frente a la religiosidad de los españoles es la Iglesia Católica, y no otro tipo de confesiones religiosas. De las demás confesiones no se mofan en los medios de comunicación social. ¿Por qué de la Iglesia Católica este tipo de ataque? Por defender el derecho de la vida, la justicia social, la igualdad de trato del hombre y la mujer en la dignidad que les corresponde como personas con cuerpo y alma, la asistencia diaria a miles de personas en manutención y alojamiento a través de Cáritas, Manos Unidas, … y un sin fin de actuaciones a favor de los más necesitados.
Algunos medios de comunicación de la época como Solidaridad Obrera, el 15 de agosto de 1936, incitaba en estos términos: “Hay que extirpar a esa gente. La Iglesia ha de ser arrancada de cuajo de nuestro suelo”.
El perverso, malévolo y malicioso gobierno de la República española, que no la República como forma de Estado, presentaron un Memorándum sobre la persecución religiosa:
“a) Todos los altares, imágenes y objetos de culto, salvo muy contadas excepciones, han sido destruidos, los más con vilipendio.
b) Todas las iglesias se han cerrado al culto, el cual ha quedado total y absolutamente suspendido.
c) Una gran parte de los templos, en Cataluña con carácter de normalidad, se incendiaron.
d) Los parques y organismos oficiales recibieron campanas, cálices, custodias, candelabros y otros objetos de culto, los han fundido y aun han aprovechado para la guerra o para fines industriales sus materiales.
e) En las iglesias han sido instalados depósitos de todas clases, mercados, garajes, cuadras, cuarteles, refugios y otros modos de ocupación diversos, llevando a cabo –los organismos oficiales los han ocupado- en su edificación obras de carácter permanente.
f) Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes de todas clases fueron incendiados, saqueados, ocupados y derruidos.
g) Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados sin formación de causa por miles, hechos que, si bien amenguados, continúan aún, no tan sólo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las poblaciones. Madrid y Barcelona y las restantes grandes ciudades suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso.
h) Se ha llegado a la prohibición absoluta de retención privada de imágenes y objetos de culto. La policía que practica registros domiciliarios, buceando en el interior de las habitaciones, de vida íntima personal o familiar, destruye con escarnio y violencia imágenes, estampas, libros religiosos y cuanto con el culto se relaciona o lo recuerda”.
¡Que Dios nos pille confesados en este feliz y bendecido año 2011! entre olores a incienso, azahar, galanes de noches y jazmines que nos adentraran en el Misterio de la Fe con olor a cera para alcanzar la santificación, pero no a través de la mortificación del martirio de nuestros recordados y queridos Mártires y Beatos.
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