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Operación Poniente: cuenta atrás

Pepe Fernández
Periodista

Un destacado funcionario, adscrito a la investigación e instrucción de la denominada Operación Poniente, aventuró en una conversación privada con un periodista de Onda Cero Almería, a mediados del mes de diciembre, la fecha del día 28 pasado como la más probable para que se levantase el secreto del gran sumario de Almería. Coincidía precisamente el día de los Santos Inocentes con la fecha en la que la magistrada Montserrat Peña, instructora del voluminoso y complejo procedimiento, debía decretar obligatoriamente la prórroga o el levantamiento del mismo. Optó por una nueva prórroga, un mes más y van trece, de un muy calculado secreto instructor, plagado de silencios. Alterados tan solo por los comprensibles pulsos que el defensor que defiende al alcalde le ha echado en este ultimo año, pulsos por cierto que ha perdido tan afamado penalista.

Aseguran quienes han coincidido con la juez el mismo día de la última prórroga que ella misma comentó informalmente que era la que más ganas tenía de que se levantase el telón del sumario. También comentó algo así como que “dejemos que pasen las fiestas de Navidad”. Tic, tac, tic, tac... acababa 2010 y comenzaba la cuenta atrás.

Quienes están siguiendo en la distancia la instrucción de la juez Peña definen su trabajo desde abril de 2009 como riguroso, muy medido y calculado aunque lento, desesperadamente lento. Tanto que, a estas alturas muy poca gente recuerda que el alcalde de una ciudad de 80.000 habitantes se ha tragado ocho meses de cárcel acusado de media docena de graves delitos y tras él permanece una romería de sesenta y tantos personajes también imputados en distintos grados y responsabilidades.

Entre otras cosas porque en El Ejido, núcleo central del arranque de este macro sumario que hace temblar a día de hoy la Almería política, las cosas siguen tan igual como antes del 20 de octubre de 2009. Con su Interventor de nuevo en activo y el alcalde presidiario acaba de ser reelegido nuevamente presidente de la empresa Elsur, la que parece madre de todas las corrupciones del caso Poniente y donde manda Abengoa con dinero de Cajasol y de la BBK vasca, antigua Cajasur. Por cierto, los trabajadores de Elsur vuelven por enésima vez a ver amenazados sus puestos de trabajo, sus vidas y su estabilidad familiar. Nuevamente por decisiones tomadas por una empresa cuyo consejo de administración está imputado en la Operación Poniente. No creo que exagere si afirmo que los empleados de Elsur han sido los que más han sufrido las consecuencias directas de la corrupción bajo el paraguas de la empresa que nuevamente les quiere echar, pero esta vez a lo bestia y con un ERE masivo. (Al antiguo gerente del Hospital de El Ejido, hoy consejero de Empleo, no creo que haya que explicarle el puteo de años a estos trabajadores que, desde luego, merecen una especial atención y protección desde la Junta).

Pero hay algo también sangrante desde el punto de vista democrático, mucho más incluso que el edil permanezca en la poltrona después de haber pernoctado en El Acebuche y la prisión de Albolote durante 32 largas semanas. Es verle de nuevo en primavera en los carteles como candidato de Pepe Añez, aunque el ideólogo del PAL tenga que recurrir esta vez para aderezar su cartel electoral al caballo y la armadura de Don Rodrigo Díaz de Vivar.

En estas mismas o parecidas reflexiones andan últimamente algunos políticos por Sevilla, con el temor a que cuando estalle el sumario sea demasiado tarde y volvamos al esperpento político de ver a Juan Enciso en los carteles. Ni que decir tiene que el asunto inquieta más a los populares que a los socialistas, entre otras cosas porque dicen que los sondeos sitúan al candidato del PP, Paco Góngora, como el que mayor respaldo obtendría, señal de que ha calado como alternativa al caos que reina tras el desmoronamiento del reino encisista.

Personalmente vengo sosteniendo desde hace años que el proceso Poniente, que empezó como como el “Caso EE” (Enciso, Elsur), ha adquirido durante su instrucción unos niveles increíbles que sobrepasan los límites del término municipal de El Ejido. Algo que resulta evidente es que, a raíz de las primeras investigaciones en torno a los dineros y los personajes de ElSur y el ayuntamiento de El Ejido, la policía judicial descubre que la trama de corrupción es mucho más densa y se ha extendido como el chapapote, invadiendo las zonas y negocios más prósperos de Almería. Sectores especulativos como el urbanismo en parajes protegidos o vitales como el control del agua o las energías alternativas han sido objeto de atención de muchos de los pájaros del Poniente...y del Levante, todos por cierto con coloridos plumajes.

Lo que en el argot judicial se denomina “pieza separada” parece que es lo que verdaderamente está dilatando el levantamiento del secreto sumarial de la OP. Y se comprende aplicando la lógica más básica: si levantan solamente lo de El Ejido (Elsur), de inmediato, vamos a conocer qué otras actividades delictivas podrían haberse cometido por los mismos personajes junto con “otros”, fuera de los ámbitos geográficos de El Ejido. De ahí el secreto de estos largos meses, señal de que se trabaja en otros escenarios y delitos.

No es para pensar, por tanto, que la Juez esté actuando caprichosamente, ni siquiera que la Fiscalía está al dictado de intereses del PSOE como algunos empiezan a susurrar en el PP ante tanta prórroga. Me consta que la Fiscalía no es la que manda en el sumario y también que el Fiscal Superior sostiene el criterio de que no siempre es bueno mantener estas situaciones procesales de forma tan dilatada en el tiempo. Máxime, añado, cuando afectan tan de lleno a las esencias estructurales del Sistema, como ha sucedido en Almería. Donde por ejemplo hemos leído en las transcripciones el compadreo entre todo un Teniente Fiscal y el alcalde que estaba siendo investigado por sus compañeros fiscales. A un alcalde que echaba abajo al ganador legitimo de una oposición pública a policía local porque “no es del pueblo” o a un consejero de la Junta compartiendo decisiones con los imputados.

Nada se sabe sobre el número de piezas separadas que habrán nacido al calor de la Operación Poniente, no descartándose en fuentes jurídicas no menos de cuatro nuevos sumarios, con nuevas historias, mayores corrupciones y probablemente nuevos protagonistas junto a los viejos como comparsas.

A la vista de lo que se conoce del sumario y el contraste posterior con la audición de “todas” las conversaciones entregadas a las partes, dan pistas suficientes para asegurar que se avecina el estallido “del mayor escándalo de la democracia en treintas años”, según vaticinó el propio Javier Arenas hace solo unos meses. En el Gobierno de Griñán dicen no conocer mucho más de lo que se está publicando. Están convencidos de que ya han pagado políticamente los socialistas la alianza con el PAL y que el martinismo ya es historia en Almería.

La cuenta atrás para la apertura del sumario ha empezado. No es descartable que ya no haya más prorrogas esta vez, que todo haya quedado atado o medio atado y que doña Montserrat Peña diga aquello de “quien venga detrás, que arree”.

Los populares están meditando elevar a la instructora del sumario y a la Fiscalía su procuración ante tanto alargamiento del secreto que, entienden, de levantarse más allá de febrero permitiría volver a ver a Juan Enciso como cartel electoral en su pueblo. Como diría el recientemente desaparecido dirigente ejidense de IU, Josetxu Eguidazu, eso sería “una verdadera aberración democrática”.

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