28-F: Almería en esencia

Pedro Ruiz
Candidato del PA a la alcaldía de Almería

Hace unos años, en la conmemoración del 28 de Febrero en la Delegación del Gobierno Andaluz, se repartió entre los asistentes una tarjeta con el programa de actos a un lado, y al otro, el himno de Andalucía. Resultó que la letra no era la oficial, y que donde debía poner “por España”, se leía “por los Pueblos”, cosa que, sinceramente, como nacionalistas nos agradó, pero que deja en evidencia que quien debió revisar aquello o no lo hizo o -lo que es peor- no tenía ni idea de qué dice la letra.

Eso podría ser una anécdota, a la que podría sumarse la de celebrar el día 28 cualquier día que no sea el 28, y buscando siempre que sea un día laboral que no permita acudir al acto a quienes trabajan. Es cierto que no sabemos si irán más o menos, pero lo que está claro es que quienes querrían acudir al izado de nuestra bandera nacional no puede hacerlo por estar trabajando.

Otra anécdota es que ese día todo quede reducido a repartir unas banderas, unas subvenciones, y a aguantar discursos que dibujan una Andalucía y una Almería absolutamente fuera de la realidad.

Almería es una esencia de Andalucía, y no sólo por ser Almería la cuna de la bandera o de la guitarra. Lo es porque fue uno de los últimos reductos de refugio de los andaluces que huían de la invasión castellana, porque fue el lugar desde donde el último emir andalusí tuvo que dejar su patria y exiliarse, o por ser tierra de emigración, o por ser, en definitiva, no tan andaluza como la que más, si no a veces, más que algunas. ¿O qué es, sino esencia de Andalucía, aquel dúo irrepetible del almeriense Tomatito y el gaditano Camarón?

Pero como esto no es una carrera, en lo que Almería es un ejemplo lo que ocurre, es que nuestros políticos la sacrifican con tal de ganar puntos para irse a Sevilla; como los andaluces hacen méritos para sentarse en un escaño en Madrid.

Así no hay vergüenza en seguir tragando con retrasos en infraestructuras vitales, seguir con engaños tales como el famoso, y ya olvidado, Plan Almería, o la “lluvia de millones” que iban a llegar gracias a que el consejo de Gobierno se reunía en nuestra provincia un día... y así con todo.

Lo lamentable es que unos y otros, el PP y el PSOE, son dos caras de la misma moneda, y que cuando a cada cual le toca, sacrifica a Andalucía o Almería si hace falta para lograr sus intereses. Ambos partidos saben que por el número de votos que aporta Andalucía, es fundamental ganar en nuestra nacion para alcanzar La Moncloa. Y ambos saben que Almería es fundamental para ganar en Sevilla, ya que los socialistas intentarán que el PP no rebase su situación actual, y el PP superarla para compensar lo que no gana en otras provincias. Ninguno de los dos cree en la autonomía -ni en la nuestra ni en ninguna otra-, y por eso han sustituido el centralismo de Madrid por el de Sevilla, con el agravante de que así nos dividen a los andaluces. Y esa fuerza electoral que somos, quedaría reducida a nada.

Ahí en medio estamos nosotros, los almerienses, los andaluces, necesitados de hacer nuestro propio camino, un camino que sólo puede ser por la izquierda, por la solidaridad, por el esfuerzo, por el trabajo, por todos aquellos valores que nos han descrito durante siglos y siglos, por Blas Infante y su legado, … y de los que el PSOE nos ha ido desnudando en treinta años.

En una reciente encuesta de la Junta de Andalucía, el ocho por ciento de los andaluces creía que el Partido Andalucista es el que mejor defiende los intereses de nuestra nación después del PSOE y el PP y por delante de IU. Por eso es que frente a esos discursos engolado y falsos, nosotros reivindicamos la Almería real que necesita soluciones reales, y que de eso es de lo que hay que hablar en el 28 de Febrero, y no convertirlo en un día de feria.

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