Camuflaje

José Fernández
Periodista

Comparto con el alcalde de Carboneras, Cristóbal Fernández, no sólo apellido, sino también la impresión de que el hotel de El Algarrobico nunca será derribado, salvo que una contingencia telúrica se manifieste más allá de la norma sismorresistente. Esta idea se apoya en dos hechos indiscutibles. El primero es que desde la Junta de Andalucía se insiste en que lo van a tirar inmediatamente. Y bueno, la experiencia nos permite situar con precisión lo que valen las afirmaciones categóricas cuando vienen de parte de un alto cargo autonómico. Y el segundo hecho es el propio sentido común: la Junta no afrontará el trance económico y político de indemnizar y pagar la demolición de un hotel que ella misma ha hecho absolutamente legal. Por lo tanto, no cabe sino esperar a recibir la invitación para la celebración de su inauguración. De hecho, empiezan a leerse algunas propuestas e iniciativas tendentes al apaño que reflejan las ganas de más de uno por cerrar el tema de cualquier modo y empezar a buscar metros de alfombra roja para la noche de su estreno.

Una de estas ocurrencias, de sospechoso tono lisérgico, habla de "mimetizar y camuflar" el hotel para que no desentone en el entorno. No se rían, que va en serio. Pintamos las veinte plantas de color barranco y asunto resuelto. A este paso alguien acabará proponiendo que se instale una compresa gigantesca en la fachada del hotel para que no se note, no se mueva y no traspase el medioambiente. Se contrata luego a un artista pluscuamperfecto para que diga que es una alegoría sobre el deterioro del océano, creamos luego una plataforma vecinal por el empleo sostenible, y listo papeles.

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