Juan Torrijos
Periodista
Los almerienses nos disponemos a vivir hoy un nuevo día de Andalucía sin estar muy convencidos de que nos haya beneficiado el pertenecer durante los últimos treinta años a la citada comunidad política y económica. Recuerdo la ilusión que despertó en todos la llegada de la democracia y la consecución de un gobierno autónomo que iba a estar más cerca de nuestros problemas.
Han pasado tres décadas y el balance en Almería y para Almería no es todo lo positivo de lo que esperábamos en aquellos sueños de unos casi adolescentes almerienses. No me gusta darles la razón a esa parte de paisanos que votaron no a la autonomía, pero reconozco que estaban más cerca de la verdad que yo (ilusiones de juventud) que voté a favor, y que intuyeron que nuestro mejor futuro no estaba ligado a las fronteras de Sevilla. No estoy arrepentido de aquel voto, estaba convencido de su importancia en aquel momento, pero sí me siento frustrado en unas esperanzas abiertas y que los políticos que nos han gobernado desde entonces han ido cerrando con su sectarismo y su miopía ante los problemas de los ciudadanos y su entorno.
Desde Madrid nos gobernaron durante cuarenta años unos señores que no bajaban nunca a conocer Almería y las necesidades de los almerienses: “Casas con tejas en una ciudad de “terraos blancos”, pabellón de deporte donde los sótanos no se podían usar”. Eso iba a cambiar con la llegada del gobierno de Sevilla, nos dijeron, pero nos hemos encontrado con unos señores que ha seguido con Almería casi las mismas pautas que los anteriores. No es extraño que en estos momentos la causa autonómica no esté pasando sus mejores momentos. La crisis nos pasará factura a todos, y Andalucía pagará por los políticos que la han gobernado.
(www.lavozdealmeria.es)
(www.lavozdealmeria.es)
Efectivamente, tenemos que hacerles pagar en las urnas no sólo sustituir el centralismo de Madrid por el de Sevilla, sino anteponer sistemáticamente los intereses de "Estado" (en realidad partidistas en la mayoría de los casos) por los nuestros, los de los andaluces.
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