El 18 de febrero de 2011

Juan Megino
Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Almería
 
El 18 de febrero de 2011 pasará a los anales de la historia de la ciudad de Almería como el día que los almerienses dijeron adiós de forma definitiva a esa entrada de los años 50 que en pleno siglo XXI se mantenía para sonrojo de todos. No ha sido fácil acabar con ella y mostrar un cambio de fisonomía tan radical como el que ahora vamos a disfrutar.

Atrás quedan muchas discusiones de despacho para conseguir esa colaboración institucional que ha sido clave para el éxito de la actuación, porque aunque el gran esfuerzo ha provenido de las arcas municipales para cubrir los más de 31 millones de euros desembolsados, no es menos cierto que sin la autorización de Fomento y los millones provenientes del acuerdo alcanzado en su día, la misión habría sido cuanto menos imposible.

Podrían haber sido más generosos, también hay que decirlo. Nos han dado lo que por ley nos corresponde, pero bien está lo que bien acaba, sobre todo si tenemos en cuenta que han tenido que pasar cuatro corporaciones municipales para ver culminada una transformación que he tenido la suerte de vivir en primera persona. Primero como alcalde, época en la que se dio el primer paso con la redacción del proyecto de desdoblamiento y encauzamiento, luego, como concejal de Urbanismo y Vicepresidente de la Gerencia, área que ha impulsando la ejecución de la gran obra civil que supuso el cajón de canalización de la rambla y la duplicación de calzada, así como la posterior urbanización de los espacios libres resultantes.

Nos queda ahora un gran espacio para disfrute de todos, que entre todos debemos cuidar y mantener, ese nuevo bulevar de 48.000 metros cuadrados que dota de mayores cotas de bienestar a los barrios que encontramos en los casi dos kilómetros de trazado. Que sea para bien de todos.

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