El fracasado es Zapatero

Javier Aureliano García

Secretario General del PP de Almería

Puede que haya quienes se hayan dado por satisfechos por los corteses comentarios de la presidenta Merkel acerca del rumbo que ha emprendido la economía española después de que ella misma, el presidente Obama y los responsables económicos europeos obligasen a Zapatero (el visionario que la tildó de fracasada) a efectuar radicales cambios en su política. Los que se conforman con titulares amables no aspirarán a más que celebrar por todo lo alto el aprobado raspado que Angela Merkel ha otorgado al presidente del país que encabeza la lista europea del desempleo, pero supongo que muchos de ustedes, al igual que yo, son conscientes de que la generosidad de Merkel no tiene más base que la esperanza de poder cobrar razonablemente pronto parte de la deuda que nos ha comprado Alemania.

Y es que lo cierto que, cumbres bilaterales al margen, el principal y más acuciante lastre que tiene la economía española es el propio Zapatero, que acaba de intentar volver a engañar a la opinión pública presentando como remedio global de la crisis un pacto de gobierno que no va a crear empleo y se va a limitar a recortar las pensiones. No parece prudente, por tanto, celebrar lo que no es más que otro recorte social. Otro más. El pretendido pacto social sólo esconde un nuevo recorte social que reduce un 20% las pensiones al aumentar la edad de jubilación a los 67 y el cómputo a los últimos 25 años de vida laboral. Con este recorte se dificulta todavía más al millón y medio de jóvenes en paro, el poder cobrar en el futuro toda su pensión, al mismo tiempo que se incentiva el subempleo juvenil al aumentar la contratación a tiempo parcial de los jóvenes. ¿Qué motivos de satisfacción pueden tener los sindicatos españoles por haber alcanzado este acuerdo? No acaba de entenderse, salvo por razones derivadas del clientelismo, que tanto UGT como CC.OO acojan con satisfacción que el pacto deje para dentro de nueve meses la elaboración de un plan de choque para parados con edades superiores a 55 años.

Creo que es un grave error considerar esta visita relámpago de los responsables económicos alemanes como un espaldarazo o un respaldo a la gestión del Gobierno, porque Zapatero y su equipo están incapacitados para la prudencia o el sentido común. Como ejemplo bastará señalar que la principal recomendación que han efectuado los alemanes, ajustar el gasto público al nivel de ingresos y ajustar los salarios a la productividad, ya ha sido puesto en solfa por nuestros gobernantes, que consideran innecesaria esta medida, igual que antes consideraban inexistentes y alarmistas los avisos que en su momento recibieron ante la inminencia de una crisis económica. En este sentido, para enmarcar la prepotencia, la indocumentación y la falta de criterio de nuestros dirigentes, he de mencionar las insólitas declaraciones de la secretaria de Estado para la Función Pública, la almeriense Consuelo Rumí, que ha tenido el desparpajo de recomendarle a Angela Merkel que copie a Zapatero. Sólo desde un atrevimiento rayano con el desequilibrio se puede entender que un representante de un Gobierno que acumula ya un 20% de paro se permita la fanfarronería de dar lecciones de economía a la presidenta de un país que apenas tiene al 8% de sus ciudadanos sin empleo.

Puede que haya quienes crean que todo está camino de resolverse porque hayan visto al sonriente Zapatero junto a Merkel o porque hayan visto las fotos de los sindicalistas dándole la mano firmando el pacto, pero creo que no podemos cometer de nuevo el error de comulgar con las piedras de molino que día a día nos está ofreciendo un Gobierno instalado en la estrategia de la figuración y la fachada y que carece de los medios y los recursos para gestionar de un modo prudente, austero y eficaz. No se puede mirar a las fotos o a las aperturas de los telediarios y no ser conscientes de que la cola del paro cada día es más larga. Ni las fotos, ni los gestos, ni las sonrisas crean empleo. Y sin creación de empleo llegará el momento en que nadie tendrá motivos para seguir sonriendo.