El maestro Ciruela

José Fernández

Periodista

"Aprended, flores, en mí / lo que va de ayer a hoy / que ayer maravilla fui/ y hoy sombra mía aun no soy.” Valgan los famosos versos de Luis de Góngora para ilustrar con ecos barrocos la excelente oportunidad perdida por la secretaria de Estado para la Función Pública, la almeriense Consuelo Rumí, para hacernos la ofrenda de su prudente silencio y no volver a evidenciar que el entorno presidencial del señor Zapatero es como una panoplia de imprudencias y ocurrencias.

Juzguen ustedes mismos. En la reciente cumbre bilateral hispanoalemana celebrada en Madrid, el titular germano de Exteriores, Guido Westerwelle, señaló respetuosamente que “nadie había venido a España a enseñar o ser maestro de nadie.” Y eso, a pesar del más que evidente canguelo con el que los representantes españoles estaban afrontado el examen (porque eso era la cumbre y no otra cosa) al que los alemanes han sometido a la economía española y la marcha de las reformas acometidas. Es justo reconocer que la señora Merkel (esa fracasada, según Zapatero) no se ha mostrado prepotente a pesar de la distancia que separa a España (donde el paro supera el 20%) de Alemania (que apenas llega al 8%).

Pues bien, nuestra intrépida paisana, al ser consultada por la prensa por el resultado de esta cumbre, no dudó en permitirse recomendar a la señora Merkel que copiase las políticas del señor Zapatero, ese genio de la perspectiva que decía que la crisis era un invento de los antipatriotas y que nuestra economía estaba en la Liga de Campeones. En fin, pues así son y así piensan los que nos dirigen. Igual que el maestro Ciruela, que no sabía leer y puso una escuela.