El PITA, tras una década

Juan Torrijos

Periodista

Cuánto me gustaría equivocarme, y que el Pita no fuera una nueva oportunidad perdida en nuestra Almería, como se perdió la de la seda, la minería, la uva... El presidente de la Junta, Pepe Griñán, que inauguraba el otro día el tecnópolis almeriense, manifestaba que éste cambiará la economía de nuestra provincia. ¡Dios le oiga, don Griñán, pero no me gustaría que se cambiara y menos que se perdiera algunas de las economías que en estos momentos adornan nuestra vieja y herida piel provincial: agricultura, turismo, mármol. Siempre tres, por algo nos han llamado la tierra de las tres cosechas, y nos olvidamos de las más famosas y que descartamos hace años: “Los mocos, el esparto y las legañas” de los años de la posguerra.

Día histórico lo llamó Pepe Griñán (como le gusta que le llame el pueblo llano de nuestra comunidad), y no creo que fuera para tanto. Que me gustaría que así fuera y que el PITA llenara sus cien hectáreas con las empresas más importantes del mundo en I+D+i, pero tras diez años de puesta en marcha, sólo vemos alguna posibilidad en aquellas que reciban una buena cantidad de miles de euros como subvención por parte de ustedes, la Junta, y tengo entendido, usted lo ha manifestado presidente, que la administración no se puede convertir en una agencia de subvenciones y pagos irregulares. Las experiencias que se viven en el de Málaga y la Cartuja no son buen augurio para nuestro parque, pero esperemos dar la campanada y cambiemos la estadística.

Lo que no me ha parecido bien en los tiempos que vivimos es la carpa-vino. Que la inauguración de cuatro calles, cien farolas y cuatro bancos para románticos tenga que llevar aparejado un ágape (vino y comida) pagado con el dinero de los contribuyentes no es de recibo, más bien de vergüenza.
(La Voz de Almería)