Eugenio Gonzálvez
Alcalde de Gádor y Senador
La agricultura almeriense ha vuelto a ser atacada. Aunque no es la primera vez que ocurre, hay que reconocer que el ‘golpe’ que le ha dado el rotativo británico ‘The Guardian’ al sistema de producción de nuestra provincia no tiene precedentes. Y es que para afirmar en un reportaje de investigación –puramente sensacionalista- que nuestro sistema es hermano gemelo de la esclavitud lo mínimo que tenía que haber hecho la periodista Felicity Lawrence era contrastar fuentes y haber investigado un poquito más, ya que unas acusaciones de este calibre –sobre todo si no se apoyan en fundamento alguno- pueden, y así ha ocurrido, provocar un daño irreparable en la economía de la Provincia de Almería.
Y es que, la agricultura siempre ha sido un pilar fundamental de la economía provincial y más ahora, puesto que ha sido el único sector que ha sabido lidiar a ese gran toro que es la crisis, que lleva en nuestra plaza camino de tres años. Por eso este ‘golpe’ ha sido tan doloroso, porque se ha puesto en peligro la confianza que en nuestro sistema hortofrutícola depositan los consumidores de toda Europa. Y es que, sin la exportación de nuestras hortalizas la agricultura dejaría de ser el manantial de empleo que es hoy y la fuente de ingresos de un alto porcentaje de los empresarios y trabajadores almerienses. Menos mal que gracias al esfuerzo personal de los productores el campo almeriense está donde está y no va a caer por más ‘cornadas que le den’.
La imagen de los agricultores ha sido dañada y merecen todo el respeto por su trabajo y por el importante esfuerzo que realizan. Por eso, tenemos que reclamar una rectificación con la misma difusión que se le han dado a estas denuncias. Para lograrlo vamos a presentar iniciativas tanto en Madrid como en Sevilla para defender a nuestros agricultores, la calidad de nuestra producción y de su respeto a las leyes, tanto laborales como de garantía alimentaria.
Y es que, una vez hecha la rectificación, Felicity Lawrence debería plantearse visitar Níjar y el Poniente almeriense para darse cuenta que si hay algo que tienen los agricultores almerienses son escrupulos; y que los inmigrantes –regulares- se hayan totalmente integrados en la sociedad almeriense.
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