Pedro M. de la Cruz
Director de La Voz de Almería
El juez Jesús Rivera tardó ayer apenas un par de horas en decidir que la decisión del ayuntamiento de El Ejido de rescatar los servicios de la empresa Elsur no se avenía a Derecho. No voy a entrar en los fundamentos jurídicos de la decisión -magníficamente resumidos por Antonia S. Villanueva en la edición de hoy de LA VOZ-, pero lo que nadie puede negarle al juez es la diligencia con que actúa y la solidez con que argumenta sus decisiones.
En unos tiempos en que a la Justicia se le achaca, y con tanta razón, una lentitud demasiadas veces exasperante, es preciso reseñar la actitud de Rivera. El recurso contra el rescate entró el jueves en sede judicial; la vista tuvo lugar el lunes a las 11,30 de la mañana; a las tres de la tarde las partes ya tenían la resolución.
La resolución de los recursos, si los hubiera, dirá si la decisión de Rivera es conforme a Derecho, o no. Pero lo que nadie puede negarle es que, en esta como en otras sentencias, no es la lentitud y la dilación innecesaria defectos achacables a este juez.
Claro que su respeto por los plazos no ha siso, en este caso, una excepción. Durante sus 20 años de ejercicio en la carrera judicial no ha puesto ni una sola sentencia, ni una sola, fuera de plazo.
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