Antonio Felipe Rubio
Periodista
Cuando parecía que se había alcanzado el límite de las inauguraciones imposibles con el impresentable Parque del Andarax, llega de nuevo el presidente de la Junta a inaugurar ¡lo nunca visto! O sea, algo que aún no es; vamos, que no existe.
Era costumbre en las nuevas construcciones, al cubrir aguas, colocar la bandera de España. Ahora se invita a “inaugurar” al presidente de la Junta. Hay que reconocer que da más juego mediático, mayor exhibición social y reconstituyente catering. Todo lo contrario a tiempos pretéritos, pletóricos de romanticismo y heroicidad, tal como el descubrimiento de un vaso de vino en la guinda del Edificio de las Mariposas. Estampa romántica, imagino, pero igualmente sobria; aunque las dimensiones del hallazgo del vaso eran generosas: un “lapo” de vino.
En el PITA no todo es tecnología de vanguardia; también ha habido licencias literarias henchidas de cursilería: bancos “neorrománticos sostenibles”.
Resulta que los románticos bancos son de acero corten… sí, el mismo material de las torres de la Muralla de Jayrán: coupage de interculturalidad y tecno-tradición.
En fin, que tras diez años, la montaña parió un ratón.
No dudo del empeño, ilusión, perseverancia… y suculentos sueldos de los adheridos a tamaño proyecto. Sin embargo, dudo de la génesis de la iniciativa que, por cierto, contó con la aportación gratuita de solares en emplazamiento inmejorable y ¡gratis! Que se apresuraron a rechazar. No obstante, los promotores se obcecaron en la compra (800 millones de pesetas) de unos terrenos, a la sazón, de especial protección medioambiental que, igualmente, se apresuraron a recalificar.
Dudo, además, de la trayectoria que nos adorna con los asuntos relativos a polígonos industriales -ahora Tecnópolis- y que han resultado ser un batiburrillo angosto donde se abigarran viviendas particulares, alhóndigas, talleres, almacenes, oficinas, bares y restaurantes… y algún puticlub. Vean si no el resultado del Polígono La Celulosa, los de Huércal de Almería, la Juaida en Viator, etc.
Por muchos polígonos que se proyecten, somos incapaces de hacer las calles practicables para que evolucionen los grandes camiones y prever zonas de aparcamiento o razonables muelles de carga y desestiba de mercancías
Espero que con las nuevas acepciones lingüísticas, la “Tecnópolis” resuelva estas carencias. También espero mayor éxito que la isla de La Cartuja o el Tecno Parque de Málaga.
Como diría Chaves: hemos esperado diez años, pero tenemos el mejor tramo de autovía de la A-92. Pues eso, diez años… y tenemos una magnífica urbanización en un descampado.
Pero lo más grave es que acabo de enterarme de una presunta irregularidad de ¡647 millones de euros! (El País) denunciada por el ex director general de Trabajo de la Junta y que implica directamente al IFA (Instituto de Fomento de Andalucía). Y saben; ya no me extraña que Griñán se confundiese al referirse a Alfredo Sánchez como “Gregorio”.
Era costumbre en las nuevas construcciones, al cubrir aguas, colocar la bandera de España. Ahora se invita a “inaugurar” al presidente de la Junta. Hay que reconocer que da más juego mediático, mayor exhibición social y reconstituyente catering. Todo lo contrario a tiempos pretéritos, pletóricos de romanticismo y heroicidad, tal como el descubrimiento de un vaso de vino en la guinda del Edificio de las Mariposas. Estampa romántica, imagino, pero igualmente sobria; aunque las dimensiones del hallazgo del vaso eran generosas: un “lapo” de vino.
En el PITA no todo es tecnología de vanguardia; también ha habido licencias literarias henchidas de cursilería: bancos “neorrománticos sostenibles”.
Resulta que los románticos bancos son de acero corten… sí, el mismo material de las torres de la Muralla de Jayrán: coupage de interculturalidad y tecno-tradición.
En fin, que tras diez años, la montaña parió un ratón.
No dudo del empeño, ilusión, perseverancia… y suculentos sueldos de los adheridos a tamaño proyecto. Sin embargo, dudo de la génesis de la iniciativa que, por cierto, contó con la aportación gratuita de solares en emplazamiento inmejorable y ¡gratis! Que se apresuraron a rechazar. No obstante, los promotores se obcecaron en la compra (800 millones de pesetas) de unos terrenos, a la sazón, de especial protección medioambiental que, igualmente, se apresuraron a recalificar.
Dudo, además, de la trayectoria que nos adorna con los asuntos relativos a polígonos industriales -ahora Tecnópolis- y que han resultado ser un batiburrillo angosto donde se abigarran viviendas particulares, alhóndigas, talleres, almacenes, oficinas, bares y restaurantes… y algún puticlub. Vean si no el resultado del Polígono La Celulosa, los de Huércal de Almería, la Juaida en Viator, etc.
Por muchos polígonos que se proyecten, somos incapaces de hacer las calles practicables para que evolucionen los grandes camiones y prever zonas de aparcamiento o razonables muelles de carga y desestiba de mercancías
Espero que con las nuevas acepciones lingüísticas, la “Tecnópolis” resuelva estas carencias. También espero mayor éxito que la isla de La Cartuja o el Tecno Parque de Málaga.
Como diría Chaves: hemos esperado diez años, pero tenemos el mejor tramo de autovía de la A-92. Pues eso, diez años… y tenemos una magnífica urbanización en un descampado.
Pero lo más grave es que acabo de enterarme de una presunta irregularidad de ¡647 millones de euros! (El País) denunciada por el ex director general de Trabajo de la Junta y que implica directamente al IFA (Instituto de Fomento de Andalucía). Y saben; ya no me extraña que Griñán se confundiese al referirse a Alfredo Sánchez como “Gregorio”.
(laopiniondealmeria.com)
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