Juan A. Segura Vizcaíno
Secretario de Política Institucional del PSOE
La profunda reforma de las pensiones planteada por el Gobierno y pactada con sindicatos y patronal se ha terminado reduciendo, para muchos, a una edad: 67 años. La realidad está obligada a hacer contorsiones para encajar en un titular de prensa y por el camino a veces se pierde el fondo de la cuestión.
En este asunto en particular, el fondo no es otro que la constatación de que el actual sistema de pensiones no es sostenible. Por una vez, la crisis que están atravesando las economías occidentales no ha tenido nada que ver. El problema, en este caso, es demográfico y estructural: con una tasa de natalidad cada vez más baja y con el notable aumento de la esperanza de vida que se ha producido en los últimos años, la sociedad del futuro tendrá más jubilados y menos personas en edad de trabajar. Así de sencillo.
La Fundación Ideas presentaba hace unos días un informe esclarecedor. En él se decía que, con este escenario de evolución del número de cotizantes y de perceptores, el sistema actual de pensiones comenzaría a tener un problema de déficit muy pronto: en 2014. Además, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social solamente daría un margen adicional de 10 años para sostener el poder adquisitivo de las pensiones.
Con la calculadora en la mano, se obtiene lo siguiente. Si no se reforma el sistema de pensiones, los 780 euros de pensión media de 2010 se convertirán en 2050 en sólo 515 euros. Sin embargo, con las reformas que ha introducido el Gobierno, la pensión media del año 2050 se moverá entre 915 y 1.125 euros, dependiendo de cuánto sea capaz de crecer nuestra economía.
La cuestión no es, por tanto, si queremos jubilarnos con 67 años o con 65: la cuestión es si queremos que el día de mañana los españoles tengamos una pensión y que ésta sea digna.
Gracias al periodo transitorio de aplicación de la reforma, quienes ya estén jubilados no se van a ver afectados por los cambios, y los que esperan serlo pronto, apenas sufrirán un ligero retraso en la edad de jubilación. De hecho, quienes primero tendrán que esperar a los 67 años para jubilarse serán quienes lo hagan en el año 2027. Para el Gobierno de Zapatero habría resultado más cómodo escurrir el bulto y esperar a ver a quién le terminaba estallando el problema entre las manos. Sin embargo, se ha hecho un ejercicio de responsabilidad, pensando, no sólo en los jubilados de hoy, sino en el futuro que queremos para todos.
Aunque ya está planteada en sus líneas básicas, la reforma tiene ahora un largo camino por delante, con la aprobación del proyecto de Ley y su tramitación parlamentaria. Espero que todos grupos políticos sepan tener la misma amplitud de miras que ha demostrado el Gobierno.
En este asunto en particular, el fondo no es otro que la constatación de que el actual sistema de pensiones no es sostenible. Por una vez, la crisis que están atravesando las economías occidentales no ha tenido nada que ver. El problema, en este caso, es demográfico y estructural: con una tasa de natalidad cada vez más baja y con el notable aumento de la esperanza de vida que se ha producido en los últimos años, la sociedad del futuro tendrá más jubilados y menos personas en edad de trabajar. Así de sencillo.
La Fundación Ideas presentaba hace unos días un informe esclarecedor. En él se decía que, con este escenario de evolución del número de cotizantes y de perceptores, el sistema actual de pensiones comenzaría a tener un problema de déficit muy pronto: en 2014. Además, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social solamente daría un margen adicional de 10 años para sostener el poder adquisitivo de las pensiones.
Con la calculadora en la mano, se obtiene lo siguiente. Si no se reforma el sistema de pensiones, los 780 euros de pensión media de 2010 se convertirán en 2050 en sólo 515 euros. Sin embargo, con las reformas que ha introducido el Gobierno, la pensión media del año 2050 se moverá entre 915 y 1.125 euros, dependiendo de cuánto sea capaz de crecer nuestra economía.
La cuestión no es, por tanto, si queremos jubilarnos con 67 años o con 65: la cuestión es si queremos que el día de mañana los españoles tengamos una pensión y que ésta sea digna.
Gracias al periodo transitorio de aplicación de la reforma, quienes ya estén jubilados no se van a ver afectados por los cambios, y los que esperan serlo pronto, apenas sufrirán un ligero retraso en la edad de jubilación. De hecho, quienes primero tendrán que esperar a los 67 años para jubilarse serán quienes lo hagan en el año 2027. Para el Gobierno de Zapatero habría resultado más cómodo escurrir el bulto y esperar a ver a quién le terminaba estallando el problema entre las manos. Sin embargo, se ha hecho un ejercicio de responsabilidad, pensando, no sólo en los jubilados de hoy, sino en el futuro que queremos para todos.
Aunque ya está planteada en sus líneas básicas, la reforma tiene ahora un largo camino por delante, con la aprobación del proyecto de Ley y su tramitación parlamentaria. Espero que todos grupos políticos sepan tener la misma amplitud de miras que ha demostrado el Gobierno.
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