Periodista
“Ni temo ni dejo de temer”, decía el consejero de Empleo, Manuel Recio, ante la posibilidad de que sus antecesores en el cargo se vieran salpicados por el escándalo de los expedientes de regulación de empleo, todo ello, a raíz del caso Mercasevilla. Su respuesta, marcando distancias, provocó indignación en altos dirigentes socialistas e, incluso, en su gobierno como fue el caso del consejero de Gobernación y Justicia, Luís Pizarro. La contundente defensa que hizo éste último del trabajo realizado por los anteriores consejeros del ramo, Guillermo Gutiérrez, José Antonio Viera o Antonio Fernández, contrastaba, notablemente, con la tibieza de un Recio al que se le observa un tanto desbordado por las circunstancias.
La situación ha llegado a tal punto que lo que está en cuestión es toda una política de apoyo a las empresas en crisis por parte de la Junta. Esto es, estamos refiriéndonos a una de las principales señas de identidad de la gestión socialista como ha sido el hacer frente en los últimos años a una cada vez más difícil coyuntura económica desplomándose, de forma constante, grandes centros productivos, lo que suponía una grave sangría de puestos de trabajo. Y ante esa realidad había que actuar y así lo hicieron los distintos responsables laborales y económicos del gobierno andaluz, incluido el actual presidente, José Antonio Griñan, diseñando métodos de respuesta lo más rápidos y eficaces posibles para taponar la hemorragia por la que se debilitaba a chorros la débil estructura industrial andaluza.
INCAPACIDAD POLÍTICA PARA ASUMIR RESPONSABILIDADES.
Y si queda claro que, en absoluto, se puede dar por bueno aquello de que “el fin justifica los medios”. Lo cierto es que, por lo que hasta ahora hemos conocido, no se pone en duda el sistema empleado. Es más, actuaciones similares se han aplicado por el actual consejero Recio en el ERE del Astillero de Huelva. Otra cosa es que unos cuantos hayan podido burlar los sistemas de control para su provecho propio. También existe fraude en el IVA y no por ello se cuestiona este instrumento impositivo. Es aquí, precisamente, en donde el responsable de Empleo ha mantenido una actitud correcta al mostrar máxima colaboración con la autoridad judicial. Desde luego, no puede ser de otra forma.
Pero esa posición distante, esa timidez y falta de energía a la hora de defender la labor realizada en su departamento, no es que signifique insolidaridad con sus compañeros, es que huele a otra cosa impropia de un socialista que coge el relevo de manos de otro socialista. Se desconoce si esa respuesta obedece a una estrategia de distanciamiento con la etapa anterior o, más bien, estamos, simplemente, ante una manifiesta incapacidad política para asumir un puesto tan delicado y complejo como es este departamento.
RODEADOS Y ACOBARDADOS.
Es por eso que la irrupción en el debate tanto de Pizarro como del mismo Chaves haya sonado a algo distinto a lo que hemos venido escuchando. Tanto en el fondo como en las formas. La defensa a ultranza de la etapa anterior y el consiguiente contraataque al PP es lo que marca el manual. Están obligados a ello, se podría decir, dado que durante su etapa se produjeron las irregularidades que se investigan. Pero hemos de señalar, también, que la vehemencia y la firmeza con la que se han pronunciado han sido muy distintas de la frialdad y la calculada y timorata posición de algunos. Tanta, que no es de extrañar que determinados dirigentes hayan pedido la dimisión de Recio por el mal manejo de esta crisis. Es, precisamente, en episodios de este tipo y no en otros más superfluos en donde se ve la bisoñez o no de una determinada dirección política. Y, por lo sucedido hasta ahora, lo que sabemos es que han tenido que salir a la palestra algunos integrantes de la llamada “vieja guardia” para lanzar el mensaje que quieren escuchar los suyos: defensa a ultranza del patrimonio que supone una gestión avalada, además, por los votos y ofensiva contra el rival que los tiene rodeados y acobardados.
(© El Correo de Andalucía)
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