Puré de Bisbal

Viviana Hernández
Periodista de noticiasyprotagonistas.com de Mar de la Plata (Argentina)

David Bisbal es un chico bonito. Que canta bonito. Bueno, que sobre gustos… A mí me resulta agradable, con esas inflexiones tan andaluzas y esa melenita rubia onda Shirley Temple -pero sin las falditas almidonadas, ni las mediecitas con puntillas ni los zapatitos de charol con presilla- y mucho ímpetu juvenil. Juvenil y olé.


Camisetas de Bisbal
 Por si no lo recuerda –aunque creo que él se encarga cada vez que tiene ocasión de hacerlo presente-, es un chico salido de la fábrica de embutidos para el mercado de las niñitas que se arrancan los pelos decolorados y se arrastran como babosas en celo que dio en llamarse en España, y por qué no aquí también… sí, señor: Operación Triunfo. Bisbal fue de la primera camada de estos cancionistas prêt-à-porter –o listos para usar, en nuestro bello castellano-, y junto con su colega y homónimo Bustamante, fueron los Davides de ese Goliat infernal del éxito repentino y sin plafón, monstruo que engulle gargantas, caritas lindas e ilusiones en menos de lo que usted se traga una aspirineta para el corazón.

A Bisbal David le ha ido un pelín mejor, con menos escándalos en las revistas del corazón, prensa rosa y amarilla en su andar, y más música y recitales y giras y todo el rollo. Rollazo que eligió, vamos. Que sacrificio, lo que se dice sacrificio, yo no veo por ningún lado. Pero al muchachete, no conforme con los cientos de miles de discos vendidos, las horas de entrevistas televisivas para narrar detalles de su vida famosa, más los vídeos y los conciertos, se le ha dado por hablar. Nada más y nada menos que de la crisis egipcia. Y de lo poco transitadas que andan las pirámides por estos días, a causa de estos revoltosos y desalmados que las dejan así, solitas, a su aire, libradas al inclemente desierto y a su soledad milenaria.

“Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas. Ojalá que pronto se acabe la revuelta”, escribió inocentemente, y desató la furia en red.

David rizos de oro ha hecho constar su tristeza en Twitter por la desolación piramidal. Y no ha quedado periodista, fanático de las redes o medio español que se precie, en esta última semana, que no la haya emprendido, pisapapa en mano, con la intención de hacer puré de Bisbal.

El pibe de Almería está quedando como un insensible de tiempo completo, que no entiende un catzo de qué va el asunto egipcio, lo que para un cantorcito de público teen y teen tardío, no sería un pecado capital. Es que este pobre cachorro a la deriva en la iracundia mediática no pudo con su incontinencia verbal, y cualquiera sabe que la fusión entre ignorancia extrema, escaso sentido de la oportunidad y cierto aire liviano de alegría porque sí, puede ser más demoledora que tres bombas de Hiroshima.

No queda hoy nadie, con una cuenta de Twitter abierta y tiempo para la mofa, que no haya querido sumarse a la burla generalizada. Con la etiqueta #turismobisbal, que ya es trending topic (tema del momento) en Twitter, se pueden consultar los comentarios que aluden jocosamente a sitios turísticos o ciudades, citadas al estilo Bisbal. Algunos de los mensajes, hay que reconocer, son verdaderamente ocurrentes.

-Me dice mi amigo Alejandro Sanz que va poca gente a las pirámides porque los piratas se las descargan ilegalmente.

-Sigo sin encontrar un Corte Inglés en Inglaterra.

-Vengo de ver la Capilla Sixtina. Para ser una tortuga ninja, Michelángelo era un pintor cojonudo.

-Varios días en Leganés y ni rastro del lago, ni del monstruo, ni ná de ná.

-Nunca he visto la Antártida tan tan poco transitada. Ojalá pase pronto el invierno.

-Sobrevolando las islas Canarias. Ni rastro del rectángulo que las rodea en los mapas.

-Viendo en Londres el Big Ben... increíble que de ahí se formase el Universo.

-A ver si se acaba el paro en España y dejáis de tener tanto tiempo libre.

Pobre David. Ya sé que es un pavote importante, o al menos, tuvo un momento fulgurante de estupidez. Y como resulta que en los tiempos de corren, las personas no tenemos a bien, siquiera por decencia o vergüenza propia y ajena, conservar la propia memez para consumo íntimo, hay patente de corso para decir de él que es un bobo con diploma y medalla. Que venda discos. Muchos. Que se rice el pelito hermoso. Mucho. Porque, gracias a Facebook y Twitter, ser tonto y famoso, es más caro.

Él a lo suyo, y el resto del mundo, es decir usted, yo y mi vecino Flores, a lo nuestro. A dejar de entender que los mundos de la cultura y de la farándula tienen algún punto de coincidencia, cuando ya somos bien grandecitos todos y diferenciamos un universo del otro, sin problemas. A poner las cosas en su justo espacio, que tampoco es para rasgarse las vestiduras porque un niñato que toma muy bien el micrófono y pone las notas graciosamente sobre el pentagrama de su garganta, no es un politólogo especialista en Oriente ni en el patio de su casa. A no ofendernos por tan poca cosa y saltar de la olla como leche en ebullición, que al único que ha dejado con las plumas por el piso no es a otro que al mismísimo David Bisbal. Su madre que se preocupe. Su padre, por los euros que le habrá costado tamaño oscurantismo.

Sólo faltaría que el pobre David se diera una vueltita por Atenas, Grecia, en plan descanso de tanto garrotazo mediático y, contemplando el Partenón, twiteara que qué pena que es todo tan lindo, pero está tan roto y abandonado.

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