Serpientes y reptiles

Rosario Soto
Portavoz del PP de Andalucía
 
El escándalo de los EREs fraudulentos es uno de los más lamentables de los 30 años de autonomía. Irregularidades, amiguismo, enchufes y alguna suerte de clientelismo, han ensombrecido la gestión del PSOE de estos 30 años, pero el caso de los EREs, al afectar a un área muy sensible en Andalucía, el empleo, y en unos momentos en los que se ha alcanzado el record histórico del millón largo de desempleados, hiere especialmente la sensibilidad social de los andaluces, que asisten indignados al relato de unos hechos sin parangón en nuestra autonomía.

Durante 10 años ha funcionado una trama que, con fondos de la Consejería de Empleo, los famosos "fondos de reptiles", ha favorecido arbitrariamente a empresas en crisis, abriendo, además, un coladero de intrusos que, sin haber trabajado en las empresas afectadas, han sido beneficiarios de prejubilaciones indebidas.

Por mucho que ahora los socialistas se pongan de perfil, la Junta no ha sido una víctima de esa trama, sino el cooperador necesario por su incapacidad, consciente o inconsciente, de controlar el dinero público. No sólo eso: entre las prejubilaciones indebidas hay varias de familiares de altos cargos socialistas, como del exconsejero de Empleo, José Antonio Viera. ¡Qué casualidad que las sombras de la última etapa de gobierno socialista se concentren en el área económica y en la Consejería de Empleo y se extienda sobre los comportamientos de altos cargos del PSOE! Me refiero al caso Chaves (subvenciones a la empresa donde trabajaba su hija) o al caso Velasco (subvención a la academia de su esposa).

Aquí, la única víctima de la trama son los andaluces, el millón largo de parados y los pensionistas que han visto congeladas sus prestaciones.

Aquí hay responsabilidades penales, pero hay también responsabilidades políticas que se deben dirimir en el ámbito político. Los socialistas no pueden responder a esta ventolera de cierto olor a podrido con el ventilador. El "y tú más" empobrece la democracia y provoca desconfianza en sus gobernantes.

Cada cosa en su sitio. Estamos en Andalucía y deben ser sus instituciones andaluzas la que esclarezcan lo ocurrido y establezcan las responsabilidades.Bien haría el presidente Griñán en asumir esas responsabilidades y castigar políticamente a los culpables. No es de recibo que eche fuera los balones que están en el tejado de los socialistas.

Hay una cosa clara: es el nombre del PSOE de Andalucía el que está en entredicho, no el de su víctima, una tierra que bastante tiene con soportar a ciertos "reptiles" y a una serpiente de dos cabezas: la del paro y la de los recortes sociales de Zapatero y Griñán.

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