Juan Carlos Usero
Presidente de la Diputación de Almería
Esta semana he tenido la ocasión de asistir a un acto verdaderamente interesante. Se trataba de la entrega de premios de una revista económica en la que un responsable de la misma desveló lo que todo el mundo sabe: si la crisis está siendo grave para los ciudadanos, con la derecha habría sido mucho peor. Con claridad meridiana, ésa que tanto escasea entre los dirigentes del Partido Popular en lo que respeta a sus particulares soluciones para afrontar la crisis, esta persona puso en su boca lo que estaba en la mente de todos, que el capitalismo quiere trabajadores baratos, que le estorban los funcionarios, que repudia las ayudas al desempleo, que equipara trabajadores en paro a vagos, que considera los derechos de la Ley de Dependencia caprichos del Gobierno y la descentralización del Estado de las Autonomías, un despilfarro.
Pero esto que escuchamos unos cuantos entre cuatro paredes es importante que se sepa. Por higiene democrática es necesario que los ciudadanos conozcan las verdaderas intenciones que alberga la derecha para la sociedad española. La derecha no habría alargado la edad de jubilación para garantizar así esta imprescindible prestación a los futuros ancianos del baby-boom de los 60, directamente hubiera clausurado este capítulo de la Seguridad Social en beneficio de las grandes compañías de seguros, que aguardan como hienas ante la inminencia de un festín. La jubilación, para quien pueda pagársela.
La derecha no habría bajado el sueldo a los funcionarios para garantizar la estabilidad del déficit público, simplemente habría puesto a un importante número de ellos de patitas en la calle, como ha ocurrido con David Cameron en el Reino Unido, que ha despedido a la friolera de medio millón de empleados públicos, amén de subir las tasas universitarias y reducir el presupuesto de dos tercios de las escuelas públicas.
La derecha no habría eliminado las ayudas por el nacimiento de un hijo, pues nunca las habrían creado, por mucho que salgan a la calle, escapulario en mano, en defensa de la vida. Tampoco habría eliminado la ayuda de los 400 euros; jamás se les habría ocurrido auxiliar a los trabajadores que viven de manera extrema las consecuencias de esta crisis de mercados, pues interesa disponer de mano de obra en precario, siempre dispuesta a aceptar cualquier ofrecimiento, con o sin los mínimos derechos laborales.
Y para remate, las palabras del candidato del Partido Popular a la Alcaldía del municipio malagueño de Torrox, el señor Medina, que no dejan lugar a dudas sobre lo que haría ellos. Su frase fue textualmente esta: “yo creo que la gente ya se da cuenta de que no se sale adelante con esos 350 euros que quieren ofrecer a cuatro barrigas agradecidas”.
Pero esto que escuchamos unos cuantos entre cuatro paredes es importante que se sepa. Por higiene democrática es necesario que los ciudadanos conozcan las verdaderas intenciones que alberga la derecha para la sociedad española. La derecha no habría alargado la edad de jubilación para garantizar así esta imprescindible prestación a los futuros ancianos del baby-boom de los 60, directamente hubiera clausurado este capítulo de la Seguridad Social en beneficio de las grandes compañías de seguros, que aguardan como hienas ante la inminencia de un festín. La jubilación, para quien pueda pagársela.
La derecha no habría bajado el sueldo a los funcionarios para garantizar la estabilidad del déficit público, simplemente habría puesto a un importante número de ellos de patitas en la calle, como ha ocurrido con David Cameron en el Reino Unido, que ha despedido a la friolera de medio millón de empleados públicos, amén de subir las tasas universitarias y reducir el presupuesto de dos tercios de las escuelas públicas.
La derecha no habría eliminado las ayudas por el nacimiento de un hijo, pues nunca las habrían creado, por mucho que salgan a la calle, escapulario en mano, en defensa de la vida. Tampoco habría eliminado la ayuda de los 400 euros; jamás se les habría ocurrido auxiliar a los trabajadores que viven de manera extrema las consecuencias de esta crisis de mercados, pues interesa disponer de mano de obra en precario, siempre dispuesta a aceptar cualquier ofrecimiento, con o sin los mínimos derechos laborales.
Y para remate, las palabras del candidato del Partido Popular a la Alcaldía del municipio malagueño de Torrox, el señor Medina, que no dejan lugar a dudas sobre lo que haría ellos. Su frase fue textualmente esta: “yo creo que la gente ya se da cuenta de que no se sale adelante con esos 350 euros que quieren ofrecer a cuatro barrigas agradecidas”.
Y es que no les basta con utilizar a los parados para conseguir sus objetivos electorales, sino que ahora también los insultan.
Si los hubiéramos dejado, España hoy sería un inmenso comedor social sobre el que llevar a la práctica las viejas fórmulas de la caridad franquista, porque, lo cierto, es que el sindicalismo les escuece y todo lo que huela a derechos labores y sociales constituye una seria amenaza a su modelo de Estado capitalista. Si no fuera porque de vez en cuando alguien se va de la lengua, nunca sabríamos la distancia que existe entre el personaje del puro y el sombrero de copa, y el esperpéntico disfraz de sindicalista popular con que a menudo se nos presentan los dirigentes de la derecha española. Por suerte para todos, estamos pasando este bache económico bajo las directrices de un partido político responsable, que ha conseguido encontrar el difícil equilibrio entre la voracidad de los mercados y los derechos de los trabajadores, como demuestra el acuerdo alcanzado con respecto a nuestra jubilación. El tiempo acabará poniendo a cada uno en su sitio. No tengan prisa. Sólo es cuestión de ir dejándolos hablar.
Si los hubiéramos dejado, España hoy sería un inmenso comedor social sobre el que llevar a la práctica las viejas fórmulas de la caridad franquista, porque, lo cierto, es que el sindicalismo les escuece y todo lo que huela a derechos labores y sociales constituye una seria amenaza a su modelo de Estado capitalista. Si no fuera porque de vez en cuando alguien se va de la lengua, nunca sabríamos la distancia que existe entre el personaje del puro y el sombrero de copa, y el esperpéntico disfraz de sindicalista popular con que a menudo se nos presentan los dirigentes de la derecha española. Por suerte para todos, estamos pasando este bache económico bajo las directrices de un partido político responsable, que ha conseguido encontrar el difícil equilibrio entre la voracidad de los mercados y los derechos de los trabajadores, como demuestra el acuerdo alcanzado con respecto a nuestra jubilación. El tiempo acabará poniendo a cada uno en su sitio. No tengan prisa. Sólo es cuestión de ir dejándolos hablar.
Muy bueno, Sr. Usero.
ResponderEliminarEspero algún día encontrármelo en la INEM para que me explique, con más detalle, de como hubiera sido la crisis con la derecha gobernando.
Mientras tanto, le voy yo diciendo como es la crisis con la ¿izquierda?, lo pongo entre paréntesis porque ya no se donde ubicar a su partido, ya que pacta con quien sea por tal de seguir en el poder.
Gestión de su partido: despilfarro, paro y ruina. Las urnas hablarán alto y claro de lo que pensamos de sus gestiones, tanto la suya en Diputación como la de nuestro Presidente, al cual recordaremos como el peor de toda la democracia. Tanto es así, que buscan desesperadamente un "sustituto" para las próximas elecciones.
Por cierto, su artículo va en línea con todos los que leo de los miembros del PSOE. Lo único que saben hacer es meterse con la oposición, pero usted ha ido más allá, incluso se da el lujo de explicar como hubiera sido la crisis estando en el gobierno el PP.
Y parodiando lo que dice usted de que el tiempo pone a cada uno en su sitio, a usted también lo pondrá, y no será en el sillón del que, cómodamente, habla usted de crisis.