José Fernández
Periodista
A estas alturas, volver a hablar del soterramiento ya sea en su versión integral, parcial o mediopensionista, provoca una reacción equiparable a la fatiga de materiales. Qué pesadez. Qué aburrimiento. Qué insufrible resulta la vuelta de la burra a este trigo sembrado a golpe de anuncio sorpresivo. ¿Qué ha pasado ahora para que tengamos que empezar a pensar en la obra de otro modo? Pues que ha llegado un señor de Madrid y ha dicho, sin presentar papeles oficiales, ni datos, ni nada, que ahora el soterramiento va a ser integral porque el Gobierno ha escuchado el sentir de los almerienses y bla, bla, bla. Sinceramente, para ser la obra más importante que va a tener la ciudad en este siglo y para ser la cuestión que más tinta ha movido en las rotativas locales, no parece el mejor modo de presentar tan significativa novedad.
Quizás faltó cuajo para montar una rueda de prensa en condiciones y afrontar la posibilidad de que algún periodista memorioso y documentado sometiera al presentador al incómodo trámite de sostener su nebuloso anuncio con algo más que con un alarde de profidentismo político. Además, si ellos han organizado bien vestidas ruedas de prensa para anunciar actuaciones de menor nivel referidas al soterramiento, no se entiende que para anunciar el alcance máximo de esta obra se haya preferido un anuncio informal, comunicado antes a la prensa que al propio alcalde. Por tanto y por no cansarles, ni cansarme más del tema, me limitaré a decir –también de modo muy informal – que sí, que estupendo, que nos felicitamos, que es un día (otro más) histórico para Almería y todo eso. Que muy bien, troncos. Pero que no cuela.
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