Adiós, Gial

Fausto Romero-Miura Giménez
Abogado

El Guerra, torero de leyenda, respondió al periodista que le preguntaba si iba a sentir pena el día que se retirase: "¿Pena yo? Eso, Vds.?" No lo ha dicho Juan Megino en la hora de firmar el retorno de GIAL, como hijo pródigo, a la casa paterna y, consecuentemente, su acta de defunción. He leído que, lejos de manifestarse con soberbia, lo hizo con emoción.

GIAL nació, en 2002, cuando a Juan Megino -torturado por el PP durante un año sobre su posible renovación como candidato a la Alcaldía- el PP le confirmó que no renovaría. Se sintió engañado -"he estado rodeado de mentirosos durante once años", dijo-, renunció a su concejalía, se marchó con otros tres compañeros y fundó su propio partido, personalista, piramidal, a su imagen y semejanza -en sus inicios, se le llamó "Grupo Megino"- como instrumento para reconquistar la Alcaldía. No lo logró, pero sí 5 concejales en la capital, varios alcaldes en la provincia, presencia en la Diputación…, la Presidencia del Comité Organizador de los Juegos del Mediterráneo -adjudicados a Almería durante su Alcaldía, en la ahora tan cuestionada Túnez-, y la Concejalía de Urbanismo. Juan Megino -durísimo negociador y buen gestor- ha tenido, pues, mucho poder, pese a que en las últimas elecciones GIAL sólo obtuviese dos concejales.

El inconveniente -o la ventaja, según quien lo mire- de los partidos personalistas, creados en torno a un líder carismático, es que tienen corta vida: son como el champagne. Era, pues, la de GIAL, una muerte anunciada, que ha llegado más tarde de lo previsible tras una vida corta pero intensa, en la que -nadie puede negarlo- ha tenido poder y hecho cosas útiles; y, al disolverse, ha dejado colocada a su gente en la vida política. No ha sido mala cosecha. Y ha ganado la lógica.
(www.lavozdealmeria.es)

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