Antonio Fernández
Periodista
Los almerienses están respondiendo a la crisis y a la elevación de los precios de productos y servicios básicos con una fórmula que no ha sido precisamente la más utilizada en los últimos años: el ahorro. Una contención del gasto que no sólo se deja notar en los gastos en la hostelería o en las compras diarias, sino que ya ha llegado hasta los consumos de los servicios comunes, el agua, la luz y el teléfono, entre otros.
En conjunto, la reducción de los consumos ha supuesto para una gran parte de la población un recorte en el gasto por esos conceptos que alcanza el veinte por ciento en algunos de ellos, y en especial en el de agua corriente, cuyo consumo se ha reducido de una forma más que notoria desde el inicio de esta crisis. Según los datos que aporta la empresa de abastecimiento de la capital, Aqualia (datos que por otra parte son extrapolables a las localidades que disponen de contadores en las viviendas), el descenso de consumo puede estimarse en el entorno del 15 al veinte por ciento en los barrios más populosos. El resultado es que en apenas dos años se ha registrado un descenso importante del consumo global que se produce en la capital, situado ya en poco más de 15 hectómetros cúbicos. El dato es trascendente porque hace al menos 25 años que los almerienses no consumían tan poca agua. De hecho cuando Aqualia (entonces denominada Sogesur) se hizo cargo del servicio municipal de abastecimiento de agua, en el año 1993, la capital gastaba algo más de 27 hectómetros cúbicos de agua, una cifra que había ido aumentando desde los años 70 de forma imparable. La mejor medida para frenar ese consumo excesivo fue la instalación de contadores en todas las viviendas y para todos los usuarios, incluyendo las instituciones o la misma Iglesia, exenta de pago desde el Siglo XVII. Los contadores, que obligaban a pagar en función del consumo, y la paulatina mejora de la red de abastecimiento, impidiendo con ello las fugas, hizo el ‘milagro’ de recortar hasta los 17 hectómetros cúbicos el consumo anual de los almerienses. El último empujón a ese ahorro de agua lo ha dado la crisis económica, que ha hecho a los almerienses adoptar medidas de control del uso para evitar con ello que la factura se dispare. Y así se ha alcanzado esa cifra record de 15 hectómetros cúbicos anuales.
En cuanto a la factura de la luz, Endesa-Sevillana reconoce que por primera vez desde hace muchos años se ha registrado un descenso en los consumos que se realizan en la provincia de Almería. Indica que aunque se trate de un descenso moderado (no superior al diez por ciento), es importante porque los incrementos anuales de consumo eléctrico se situaban sistemáticamente en el entorno del seis al doce por ciento. El actual descenso es el primero que se registra en dos décadas y es achacado, al igual que el del agua, a la situación de crisis que atraviesan muchas familias y al crecimiento de una cultura del ahorro que hasta ahora había brillado por su ausencia. Ahorro energético Junto a la crisis, tiene una repercusión positiva el hecho de que desde las instituciones y desde organizaciones de consumidores se repitan desde hace varios años los consejos para incorporar electrodomésticos más eficientes. Lámparas de bajo consumo, lavadoras o frigoríficos de ‘clase A’, sumados a una mayor conciencia del gasto (ese apagar la luz donde no se está), han propiciado un recorte de la factura de la luz. En este caso, además, se suma el incremento de los precios aplicado en los últimos años, que ha tenido la consecuencia de una bajada del consumo.
(www.lavozdealmeria.es)
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